Aquí están algunas cuestiones que las personas emprendedoras suelen hacer de manera diferente.
Son lo suficientemente valientes como para comprometerse con sus sueños
Los emprendedores optan por renunciar a la seguridad y la familiaridad de un 'trabajo fijo' a vivir un estilo de vida incierto e inseguro. Se necesita mucha valentía para hacer esa disyuntiva, pero la recompensa potencial merece la pena.
Nunca dejan de aprender
Si el propósito es la creación de nuevos productos o de perfeccionar los existentes, exige nuevas formas de hacer las cosas, y eso difícilmente se puede enseñar en un aula. Así que tienen que estar constantemente abiertos, flexibles y curiosos con el fin de absorber la mayor cantidad de aprendizaje posible.
Piensan más en sus clientes más que en sí mismos
Rara vez buscan la fama para sí mismos. En su lugar, están más preocupados por ayudar a las personas o resolver un problema. Esto dota a su tarea de una capa de significado que puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso cuando las cosas se ponen difíciles.
Toman viejas ideas y las perfeccionan
Si bien se podría pensar que los emprendedores se centran principalmente en generar ideas nunca antes vistas, lo habitual es que perfeccionen un sistema o mejoren un modelo existente, en ocasiones, estas ideas reinventadas cambian la manera en que actuamos.
Rendirse no es una opción
Es complicado acertar a la primera, así que el desánimo no debería formar parte de las opciones disponibles, el esfuerzo y la tenacidad merecen la pena.
Por encima de todo: actúan
Son maestros de convertir lo abstracto a lo concreto y para realizar esta acción aparentemente simple lo que se requiere es trabajar, actuar, ponerse a ello, quizá sea ésta una de las principales características que reúnen todos y lo que les definen: van a por ello.
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