¿Hacia dónde va nuestra carrera profesional? ¿Estamos contentos en la empresa? ¿Tenemos posibilidad de mejorar a nivel personal y profesional? ¿Podemos conciliar vida laboral y profesional? ¿Nos merecemos mejor sueldo? ¿Somos felices y nuestro trabajo nos ayuda a ello? Estas son solo algunas de las preguntas que algunos podemos hacernos cuando estamos de vacaciones. Durante el año, cuando estamos en el día a día solo pensamos en sacar el trabajo adelante.
Por este motivo, al igual que ocurre con la pareja, puede que las vacaciones sea una época de reflexión que acabe con una toma de decisión que conduzca al divorcio laboral. O tal vez no, tal vez solo nos sirva para saber como debemos actuar en determinadas situaciones laborales, no llevarnos problemas a casa o reducir nuestro nivel de estrés.
Vacaciones, tiempo de reflexión
Dentro de los diferentes motivos que impulsan a los trabajadores a cambiar de empresa saber que han tocado techo en su carrera profesional es uno de los que tienen más peso. Y esto es algo complicado de analizar sino se toma un poco de perspectiva ya que no para todos será lo mismo. Depende de nuestra formación y de nuestra capacidad de aprendizaje, autonomía y toma de decisiones e incluso nuestra ambición profesional.
Y relacionado con esto está la oportunidad de lograr un mejor salario. No se trata ya de lo que nos merecemos, sino más bien de las oportunidades que tenemos de lograr un mejor sueldo en otras organizaciones. Es aquí donde realmente se establece la comparativa y en muchos casos el descontento. Si sabemos que por el mismo trabajo en otro lugar podemos ganar más, malo.
Y es en este periodo de vacaciones donde muchas veces se valoran pros y contras de cambiar, qué nos aporta, si solo se trata de salario o importa cómo nos valoran dentro de la propia organización. En este aspecto las posibilidades de conciliación son claves, ya que muchas veces no depende solo de las facilidades de la empresa, sino de cómo hemos ido montando nuestra vida en función del trabajo.
Pero también es el momento de valorar cómo nos tratan en la empresa, si la relación con nuestros superiores es buena, si nos sentimos valorados y tenemos la confianza de los jefes, etc. Y sobre todo muchos piensan en si se ven o no dentro de la misma empresa y en el mismo puesto al cabo de 10 años. Esa imagen que muchos pueden ver negativa o incluso con horror es el punto de no retorno para tomar la decisión de abandonar la empresa.
Una cosa es tomar la decisión de dejar la empresa y otra diferente hacerlo
Por eso las vacaciones es el momento de tomar decisiones en frío, de cargarse de argumentos a favor o en contra de mantenerse en la empresa. No se trata de volver de vacaciones y plantar la carta de dimisión, sino más bien de tener una charla con nuestros superiores, sosegada y tranquila en la que expongamos nuestras demandas.
Y de contemplar las posibilidades que tenemos de prosperar en otra organización, porque llegado el momento, puede que nuestra situación en la empresa no sea perfecta, pero no tenemos posibilidades de cambiar a otra o lo que nos ofrecen no mejora lo que ya tenemos.
En todo caso si nos puede ayudar a reducir el estrés que sufrimos en determinados momentos del año, generalmente por acumulación de tareas. Y también a valorar los aspectos positivos de nuestra empresa ya que muchas veces solo nos fijamos en lo que no tenemos, más que en aquello que nuestro trabajo ya nos aporta.
En Pymes y Autónomos | Cómo cambiar de trabajo y salir con la cabeza alta de tu empresa
Imagen | uwekern