Se está dando en estos días de reapertura de muchos locales turísticos, restaurantes o bares que vuelven a la actividad y según van apareciendo más visitantes por sus localidades tienen que contratar más trabajadores. Pero no encuentran a nadie. Se quejan de que no pueden cubrir las vacantes. La hostelería no encuentra personal, pero miles de empleados siguen en ERTE.
Se entiende lógicamente que estos locales no tienen empleados acogidos a esta regulación, ya que la primera opción siempre es sacarlos del ERTE y de paso aprovechar las bonificaciones en las cotizaciones de la Seguridad Social por recuperarlos. Simplemente las condiciones que ofertan no resultan atractivas para cubrir el puesto.
Un paro sistémico que en ocasiones no parece real
Y esto en un país que tiene 3.781.250 personas en el paro según los datos del SEPE del mes de mayo, es muy difícil de digerir. ¿Por qué no se pueden cubrir entonces las vacantes? Pues en realidad se debe a una combinación de diferentes motivos:
Empezando por los empleados en ERTE de otras empresas, que impiden fomentar el cambio de puesto de trabajo entre diferentes negocios. Si están cobrando en el ERTE no van a dejarlo para irse a cubrir una oferta en otra empresa.
A esto le sumamos la escasa movilidad interprovincial. A estas alturas del año en otras ocasiones ya se habían instalado en las zonas turísticas los trabajadores que cubrían estos puestos. Este año es posible que muchos de ellos, más si están pendientes de vacunarse, no se hayan trasladado.
También se debe a una oferta poco competitiva, con salario mínimo en muchos casos, en un sector donde las condiciones de trabajo no son especialmente buenas, empleo precario, temporal, con muchas horas trabajadas, pero no siempre cobradas y ni siquiera cotizadas, o un escaso aprecio por cuidar al personal para que esté a gusto en su puesto de trabajo.
Por último hay que pensar que muchos de ellos pueden haber cambiado de sector. Un camarero seguramente no se ha reciclado en experto en Big Data, pero si hay muchos de ellos que han vuelto a la construcción, que ha seguido en marcha o se han buscado la vida en el sector de la logística, que ha crecido de forma notable en la pandemia.
Seguimos trabajando con papel y boli
Todo esto se puede suplir en parte con la ayuda de la tecnología y digitalización del negocio. Pero esto requiere inversiones que en muchos casos no pueden realizar. El problema es que con un personal inexperto y con escaso apoyo tecnológico, los errores se multiplican, los clientes se van descontentos y la rentabilidad de contratar a alguien más acaba por diluirse. Esto si conseguimos encontrar a alguien.
Si tenemos un personal profesional, que lleva años en el sector, sabe como tratar al cliente, cómo comunicarse con el resto del equipo, realiza su trabajo con rapidez y sin errores, no tenemos tanta dependencia de la tecnología, pero en muchos casos se suple haciendo muchos más kilómetros para recorrer el camino de la mesa a la barra o la cocina y de vuelta a la mesa.
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