Algunas aerolíneas ya han avisado que exigirán en el futuro estar vacunados para poder volar. Algunas comunidades ya han hablado de entregar una cartilla o pasaporte de vacunación COVID. Tras la primera ola ya vimos como algunos demandantes de empleo incluían en su currículo el dato de haber pasado la enfermedad. Todo esto nos lleva a que vacunarse contra el coronavirus para encontrar trabajo vaya a ser parte de la nueva normalidad.
Desde la UE ya advirtieron de que las empresas son libres de decidir no contratar a un trabajador que no quiere vacunarse. Cuestión diferente es lo que ocurre con los ya contratados. ¿Y los fijos discontinuos o los que están en ERTE? ¿A quién van a recuperar antes para trabajar a los que se vacunaron o a los que se negaron?
¿Puede permitirse un hotel contratar a empleados que puedan poner en riesgo a sus clientes por no estar vacunado? ¿Quién asumirá las pérdidas por un cierre si se produce un brote? Todos sabemos que el dinero es cobarde, no quiere correr más riesgos de los necesarios. Y lo que menos desean muchas empresas es tener que cerrar de nuevo una vez que se recupere la normalidad.
Lo mismo podríamos decir de un restaurante, de un pequeño comercio, una institución de enseñanza privada, etc. Lo mismo que se toman una serie de precauciones sanitarias a la hora de servir alimentos por ejemplo, los negocios al menos durante un par de años tendrán que estar muy vigilantes con la COVID.
Esto por no hablar de las posibles consecuencias legales. Porque si ya estamos acostumbrados a ver como turistas británicos demandan a hoteles por falsas intoxicaciones alimentarias, no quiero pensar que ocurriría si vienen de vacaciones y al volver a su país enferman de coronavirus.
Puede que legalmente no puedan hacer que sus empleados se vacunen si no lo desean, pero la realidad de la economía va por otro lado. En muchas empesas esta negativa puede suponer un problema. Una cuestión diferente sería la contratación de nuevos empleados, donde no sería raro que la información de vacunación esté como una habilidad más reflejada en el curriculum.
¿Lo van a tener en cuenta las empresas? Por supuesto que sí. Contratar a un empleado, para que luego a las primeras de cambio se coja una baja, que puede ser breve o de larga duración, porque se ha contagiado. O ha contagiado a otros empleados, clientes o provocado un brote que obligue al cierre del negocio. ¿Quién quiere asumir ese riesgo?
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