Con la llegada de los meses de verano donde el nivel de ocupación es estadísticamente de los más altos del año hay muchas empresas que están teniendo graves problemas para contratar personal. Hay diferentes motivos, de sueldos bajos, a trabajos temporales, pero hay uno que me llama especialmente la atención, las largas jornadas de trabajo en algunos sectores. Porque en este caso, algo falla en el registro horario si el motivo para no aceptar un trabajo son las largas jornadas diarias.
Hay un número de horas máximas que un empleado puede hacer a lo largo del año. Esto lo determina el convenio colectivo del sector en el que se encuadra la empresa. También los descansos mínimos estipulados, tanto semanales como entre jornadas diarias. El principal motivo de la obligación del registro de jornada fue tener una herramienta que permitiera a Inspección saber si una empresa cumplía o no con los horarios establecidos. Y parece que queda en papel mojado.
Jornadas interminables hasta que se acabe
Es complicado cubrir una vacante si una de las premisas que hay para hacerlo es que la jornada diaria no se acaba cuando han pasado las ocho horas de rigor, sino cuando se acaba el trabajo. El problema es que en verano en muchos sectores no se acaba nunca. Y la jornada se prolonga a nueve, diez o más horas diarias.
Es cierto que se pueden realizar horas extras, horas complementarias, se puede distribuir la jornada de forma irregular en determinados sectores, pero todo tiene un límite. Este tipo de soluciones están más pensados para asumir picos de trabajo puntuales, que para cubrir varios meses de alta demanda.
Si la premisa para cubrir un puesto de trabajo es alargar la jornada hasta un número indeterminado de horas, hay muchos candidatos que directamente lo van a rechazar. Sobre todo en el caso de que no se planteen unas condiciones de salario o de duración de contrato que puedan compensar dicho ritmo de trabajo.
Pero es que además para poder prolongar la jornada de esta manera se va a tener que realizar un fraude en el registro horario, ya que de otra manera directamente no es posible en muchos sectores. Y aquí la empresa se la juega, porque hablamos de sanciones que pueden llegar a 180.000 euros si hay irregularidades en el registro horario.
Es aquí donde Inspección pone el foco en los registros horarios que no se llevan correctamente, que no están correctamente documentados, etc. Pero además en muchas empresas es fácil constatar dicho fraude. Basta con que tengan cámaras de videovigilancia para saber si realmente se está cumpliendo o no el registro tal y como se establece.
El principal problema es que la mayoría de las empresas sabe que Inspección no llega a todos los sitios. Es muy complicado que, a menos que se produzcan denuncias reiteradas, nos realicen una inspección. Y siguen con su políticas de echar las horas que hagan falta.
Si a esto se suma que no en todos los casos se pagan como corresponden dichas horas extra o contratos de escasa duración, es complicado encontrar a alguien que acepte dicho puesto, o incluso cuando lo hagan, que aguante mucho tiempo porque a poco que encuentre una oferta algo mejor, no tardará en renunciar.