¿Qué implica un plan de rescate para la hostelería?
La segunda ola se ha cebado con todos aquellos sectores que tienen que ver con el ocio social. Desde cultura, como cines, teatros, a bares y restaurantes que ven limitadas sus horarios o sus aforos. En el peor de los casos están obligados a cerrar. Muchos están pidiendo ya un rescate para el sector, pero ¿qué implica un plan de rescate para la hostelería?
Lo cierto es que es un sector muy importante para la economía de nuestro país. Según los datos el Anuario de la Hostelería en España 2019 contaba con 314.311 registrados, que daban trabajo a 1,7 millones de empleados. Este sector cerró el año con una facturación de 123.612 millones de euros, lo que representa un 6,2% del PIB nacional.
Una crisis asimétrica
Hay que tener en cuenta que aunque todo el sector se encuentra muy dañado no lo está por igual. Algunas zonas, como aquellas de turismo de interior o donde predomina el cliente nacional, han tenido una temporada de verano muy buena. Otras, más dependientes del turismo extranjero apenas han facturado.
Los más perjudicados son aquellos que han tenido que volver a cerrar. Son los que vuelven a la casilla de salida, pero ahora con más deudas que la primera vez, con un panorama a corto plazo más difícil y con menos recursos, porque parte de su ahorro seguramente ya lo han gastado. O en el peor de los casos han realizado inversiones que no han podido rentabilizar.
Aplazar pagos de impuestos, créditos y cotizaciones
¿Qué es lo que están reclamando? No pagar. Lo que piden es parar el tiempo, igual que ellos tienen un paro en su actividad o su facturación, que ocurra lo mismo con el pago de impuestos, como IVA, Sociedades, IRPF, o los impuestos municipales. Pero también cotizaciones a la Seguridad Social o sobre todo créditos.
¿Hasta cuándo se establecería esta moratoria? Pues lo ideal sería aplazar como mínimo seis meses y lo aconsejable sería hacerlo un año. De esta forma llegado el momento de volver a pagar los negocios han recuperado su capacidad de generar ingresos y se pueden hacer frente a estas obligaciones.
Para muchos la clave de la supervivencia está en los alquileres. Es su principal gasto y si el casero no quiere renegociar el coste o aplazar pagos será muy complicado aguantar. Porque un negocio de hostelería puede tener aquí su principal problema, ya que es el coste de explotación más importante, especialmente para aquellos que apostaron por una situación más privilegiada que les garantizaría más clientes.
Ayudas directas a los afectados
En algunas comunidades se está intentando obligar a este cambio en los contratos de alquiler para rebajar cuotas, como en Cataluña. En otras se apuesta por ayudas directas a los negocios que han tenido que cerrar. caso de Murcia. En ambos casos parece que no es suficiente para cubrir gastos.
Este tipo de ayudas en muchos casos son a fondo perdido, es decir, las empresas no tienen que devolverlas, aunque si tienen que cumplir con algunas condiciones. Para empezar mantener el empleo. Porque este es uno de los sectores que más puestos de trabajo genera.
Ampliar espacios ante las limitaciones de aforos
Por último una cuestión importante ante la limitación de los aforos es poder ampliar el espacio de los locales. Es aquí donde la ampliación de las terrazas es clave. Esta es una medida que tienen que aplicar los ayuntamientos y que por lo tanto será muy diferente dependiendo del lugar donde nos encontremos.
También su efecto es asimétrico. Habrá locales situados en zonas peatonales que vean como es imposible ampliar el espacio y otros que hasta ahora no tenían terraza, pueden ocupar zonas de la calzada hasta ahora destinadas al aparcamiento para situar sus mesas y poder atender a sus clientes con más seguridad.
En todo caso el atractivo no será igual en una zona donde ya comienza a hacer frío o hay un clima más lluvioso que en otras de la costa mediterránea donde sentarse al sol en una terraza es bastante agradable.
¿Cómo lo pagamos?
Este es el principal problema. No se trata de voluntad, sino de recursos. Rescatar a 300.000 empresas y 1,7 millones de trabajadores implica una cantidad de recursos muy importante. Unos recursos que no tenemos, y que al aplazar impuestos serían menores también durante los próximos meses.
Y esto implica que habrá muchos, aquellos que se encuentren en peor situación, que tengan alquileres más altos, menos recursos financieros que no aguantarán y acabarán por cerrar. Porque el horizonte para empezar a recuperar la facturación ya no puede ser de un par de meses, hay que hacer un planteamiento a una año mínimo y ver si poniéndonos en el peor de los casos podemos aguantar.