Los tiempos que corren están siendo nefastos para el colectivo de los autónomos, que al margen del famélico sistema protección social del que gozan los aproximadamente 50.000 autónomos que habrán cerrado sus negocios al término del presente ejercicio de 2012, confirma la debilidad de nuestro tejido empresarial.
Adicionalmente, buceando por la red, he leído unas opiniones muy ilustrativas al respecto en el Blog del economista Santiago Niño Becerra, dónde se afirma que muchos autónomos están cerrando en España, y su término, estableciéndose en la vecina Francia:
Hay dos gestorias que sacan humo, una en Bourg-Madame pero otra en Font-Romeu, repleta de españoles que se dan de alta como entreprenant (creo se escribe así) en Francia y se dan de baja en España como autónomos.
A lo que responde lo siguiente:
Primero, las cotizaciones son menores. Segundo, los tres primeros años no te controlan, te dejan en paz. Tercero, por mucho menos estás mucho mejor cubierto. Cuarto, si te va mal y tienes hijos, la seguridad social francesa te casi mantiene. Luego, hay muchos menos controles y ‘sacacuartos’.
Como hemos analizado en otras ocasiones en estas páginas, los autónomos que inician sus actividades en España lo tienen mucho más complicado que en otras países, a lo que hay que sumar la mayor burocracia en los trámites administrativos, y como no la agudeza de la crisis económica, que también es más dura que la de otros países de nuestro marco de comparación.
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