Las recuperación económica está teniendo, por el momento, un efecto limitado sobre las insolvencias empresariales. Según el último estudio llevado a cabo por Crédito y Caución, los niveles de quiebras empresariales caerán en torno al 7% en 2015, aunque todavía serán un 70% mayores que los niveles de 2007.
En un entorno caracterizado por una débil recuperación del consumo, una baja inversión y unos criterios muy estrictos de concesión de préstamos por parte de los bancos, las empresas siguen teniendo muchas dificultades para obtener refinanciación por sus préstamos y poder expandir sus negocios.
Pese a los esfuerzos del Banco Central Europeo por frenar la deflación, a la reducción en el coste de la energía y a que el proceso de desapalancamiento sigue adelante, la incertidumbre todavía domina las perspectivas económicas de la zona euro.
Unas perspectivas nada halagüeñas que, además, se agravan debido a que nuestro sistema concursal no es capaz de frenar la sangría de quiebras empresariales. Casi el 90% de los concursos de acreedores acaba en quiebra y solo el 10% en convenio y existe poca información y apoyo institucional para evitar que las empresas y autónomos acudan demasiado tarde al procedimiento concursal.
Las perspectivas económicas sobre España son muy positivas. El Banco de España revisó sus previsiones, estableciendo un crecimiento del 2,8% durante 2015, y esto se nota en la cantidad de quiebras empresariales. Sin embargo, los niveles de insolvencia empresarial son todavía demasiado altas para consolidar el crecimiento.
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