Las pequeñas y medianas empresas constituyen el 99% del tejido empresarial de nuestro país. No cabe ninguna duda que España es un país de pymes y aspira a ser un país también de emprendedores, es decir, de personas que apuestan por una idea realmente innovadora y la llevan a la práctica con los recursos de que disponen.
Ahora bien, las pymes y los emprendedores tienen una dimensión reducida hasta que tienen que contestar a la pregunta del millón: ¿crecer o no crecer? Es decir, ¿seguimos actuando en un mercado local o damos el gran salto? Veamos algunos pros y contras de ambas opciones.
Uno de las ventajas más evidentes de nuestro crecimiento como pyme es la posibilidad de aprovecharse de economías de escala para reducir costes variables de producto. Sin embargo, este menor coste puede quedar diluido por la mayor inversión en capital y recursos humanos que habrá que llevar a cabo para garantizar un crecimiento sano.
Por otro lado, ampliaremos nuestra red comercial, aumentando nuestra facturación y nuestra presencia de marca. Sin entrar a valorar si esto se va a traducir en mayores beneficios, lo cierto es que el brand awareness cada vez es más importante para poder destacar frente a nuestra competencia. Esto dificulta la gestión de nuestra cadena de suministro, además del control de los costes relativos a la logística y la organización del inventario.
Los beneficios no son exclusivos para nuestra compañía. Cuanto más crezca nuestra empresa, más puestos de trabajo se van a generar y la comunidad se va a beneficiar de una actividad social y económica mucho más activa. El problema es que cuantos más empleados tengamos, menos atención podemos prestar a todos esos detalles que tanto cuidábamos antes: trato personalizado, relación estrecha con nuestros clientes, etc.
La principal ventaja de crecer es que vamos a obtener más dinero. Si vendemos más y no nos equivocamos, ganaremos más, pero a costa de modificar nuestra estrategia empresarial tan exitosa por otra que en muchas ocasiones será una incógnita. La decisión final es muy personal y cada empresa tiene que elaborar su propia lista de pros y contras, además de los riesgos y lo que cada uno va a perder por el camino.
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