No todo el mundo se organiza de forma similar. Hay trabajadores que su mesa parece un caos, pero que sin embargo cuando vas a pedir una información tienen muy clara la respuesta o dónde encontrarla. Por el contrario, otros cuya mesa parece un caos, simplemente no saben donde han puesto nada. También tenemos al empleado que tiene el escritorio impoluto, perfectamente ordenado, pero que cambiarles el bote de lápices de sitio supone un problema. El entorno de trabajo define hasta dónde alcanza la productividad, pero al final depende de nosotros.
Esto mismo traducido a un entorno digital podemos verlo en el escritorio de nuestro ordenador. Usuarios que tienen tantos accesos directos creados, que encontrar algo para otra persona supone un grave problema. Sin embargo, ellos son capaces de ir a cualquier aplicación con los ojos cerrados.
Para otros el escritorio es una forma de organizar el trabajo, incluso pueden utilizar diferentes escritorios para organizar sus ventanas abiertas, para que no se mezclen las tareas y evitar errores. Lo importante es ser eficientes y tener un entorno controlado, no que el entorno nos controle a nosotros y provoque pérdidas de tiempo porque no encontramos la información que necesitamos.
Basta entrar en un taller de coches, por ejemplo, para saber si las horas que nos están cobrando para realizar una reparación se emplean en trabajar en nuestro vehículo o simplemente en encontrar el material necesario para llevarla a cabo. Y esto es extrapolable a cualquier otro, desde una gestoría a una tienda de muebles.
Y además no se trata solo de nosotros. Normalmente en las empresas se trabaja en equipo. Lo que para un empleados puede ser fácil de encontrar, para otro supondrá una pérdida de tiempo considerable. Es por eso que tenemos que sistematizar y crear unas pautas para que todos trabajemos de la misma manera.
Y en este entorno de trabajo también podemos incluir cómo nos comunicamos dentro de la empresa. Muchos de los problemas que pueden surgir con los clientes se producen por la falta de comunicación entre los departamentos. Esto provoca retrasos, malos entendidos y un estrés en muchos casos innecesarios al no establecer un protocolo de actuación claro cuando tenemos una reunión con un cliente.
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