Encuentra un trabajo que te guste y no volverás a trabajar ni un sólo día de tu vida.
No conocía esta cita de Confucio, a la que he llegado a través del blog de Pilar Jericó. Estoy de acuerdo con la frase, aunque tengo mis dudas sobre el asunto. Me explico: Lo que no veo claro es las consecuencias que tendría si elijo dedicarme a algo relacionado con una de mis aficiones favoritas y las cosas no salen muy bien ¿Me quedaría sin una de las vías de escape del trabajo?
La verdad es que me he planteado en más de una ocasión trabajar en algo relacionado con alguno de mis pasatiempos, en cosas que realmente me gustan. Pero he llegado a la conclusión de que prefiero no hacerlo, para no mezclar el trabajo con el descanso o el ocio y, sobre todo, no cerrar algunas vías de desconexión del trabajo. Esto no significa que mi trabajo no me guste, sino todo lo contrario. Creo que he encontrado un punto en el que estoy contento con el trabajo que desempeño, a la vez que mantengo y desarrollo con cierta asiduidad algunas de mis aficiones (aunque está claro que todo no se puede abarcar).
Yo soy de los que no tengo la sensación que dice Confucio de "no estar trabajando". No creo que sea un síntoma de que no me guste lo que hago o de estar quemado, sino de otras cosas más comunes entre los mortales: No me gusta madrugar mucho, a veces las cosas no salen como uno quiere, no todo el mundo está de buen humor todos los días, el aire acondicionado de la oficina a veces me mata,...
Lo que sí que tengo claro es que trabajar en algo que no te guste tiene que ser un horror: Gestionar un proyecto que no encaja contigo, aguantar a compañeros insoportables, trepas o jefes tiranos,... No me lo quiero ni imaginar. Eso sí, siempre que alguien me dice que está harto de su trabajo, le recuerdo que las empresas tienen puertas, no sólo para entrar y salir a diario, sino para buscarse otro trabajo y salir definitivamente. Nadie es esclavo de su trabajo, aunque algunos empresarios piensen lo contrario de sus trabajadores y les echen en cara que se marchen porque odian trabajar en condiciones precarias.
Imagen | Eduardo Pelosi en Flickr