Al leer el titular “El ministro de Trabajo Celestino Corbacho garantiza las pensiones hasta 2060” en el Economista en fecha de ayer 25 de octubre de 2008, no pude evitar sentir más que alegría y júbilo, plena satisfacción ¡Qué Ministro¡ Este sí es un MINISTRO con mayúsculas, y lo nuestro sí es un SISTEMA BANCARIO sin fisuras…
Unos minutos después de la euforia que generó en mí su declaración, empecé a sospechar que alguna trampa escondía ese titular, y fue en ese preciso instante cuando decidí investigar un par de datos al respecto.
El primero de ellos es que nuestro ministro Celestino Corbacho nació en 1949, por lo que a fecha de hoy cuenta ya con unos 59 años. Una vez conocida la referencia, sólo quedan por concretar un par de parámetros más; el primero de ellos que hasta 2060, fecha de cumplimiento de la promesa, faltan 52 años; y el segundo es resultado de la suma de la edad actual del Sr. Corbacho y los 52 años expuestos que faltan hasta la fecha de cumplimiento de la condición.
Un sudor frío recorre mi piel cuando concluyo mi particular vía crucis detectivesco… confirmando mis temores y sospechas, ¡el año 2060 el Sr. Corbacho tendrá 111 años¡
Imagino que no hace falta rematar el presente escrito; e ignoro bajo qué escenario promulgó semejante noticia, pero lo cierto es que sólo un monólogo de la Paramount Comedy podría sustentar esa hazaña.
Yo nací en 1974, a fecha de hoy cuento 33 años, y si alguna cosa puedo prometeros sin embaucar, es que el año 2086 no habrá hambre en el mundo, y los españoles cobraremos cuatro pensiones de jubilación, una europea, otra estatal, la autonómica y en último lugar una pensión de jubilación de ámbito local. ¿Sabréis cuantos años tendré en el 2086?
Resumiendo, si no fuera porque en ocasiones nuestro ministro ha planteado cuestiones y realizado juicios de valor lo suficientemente correctos y sensatos como para pensar que es una persona de buena voluntad, como por ejemplo que no es lógico que alguien de cuarenta y pocos años se jubile, pensaría que además de tomarme el pelo, me toma por tonto.
Vía | El Economista
Imagen | Toda una vida