En unas semanas complejas a todos los niveles a causa de la Dana que ha azotado Valencia, el (actual) fracaso del gran proyecto de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en el Congreso ha pasado a segunda plana.
La falta de apoyos por parte de Junts y las patronales catalanas, ha sido un duro golpe, que puede paliar el PNV o la abstención de los populares (PP). Mientras, se busca un acuerdo con la CEOE. Sobre la mesa desde el pasado 29 de octubre, y ahora... toca esperar hasta mediados de noviembre. Pero ¿qué significaría reducir la jornada laboral? ¿Cómo se verían afectados los sueldos? ¿Se modificará el SMI?
El diálogo, agotado
Para ofrecer algo más de contexto, según Díaz, quedaba por saber si la CEOE y Cepyme daban respuesta a la nueva propuesta del gobierno, que incluye bonificaciones para pymes y ayudas directas a la pequeña empresa. En caso de no llegar a un entendimiento, el gobierno pretendía firmar con CCOO y UGT y dar por sentado que el diálogo queda agotado.
Esta postura es la defendida mayoritariamente también por los sindicatos, que llevan semanas presionando al gobierno para que dé un paso al frente, y cumpla los acuerdos de coalición.
El presidente de CEOE ratificó que, primero, no le gustan los ultimátum y, segundo, que buscará la negociación colectiva para defender el no, creyendo que se requiere una negociación y no una reforma legal.
El objetivo: 37,5 horas por semana
El Ministerio de Trabajo y Economía Social planteó una primera reducción de 38,5 horas/semana para 2024 y, una segunda, de 37,5 horas antes de 2025.
Una medida esperada por los trabajadores y peleada por el gobierno y los agentes sociales, que se ha ido matizando, varias veces, por los representantes de la pequeña y mediana empresa, así como por los círculos de empresarios.
La propuesta del gobierno se ha centrado en reducir las horas de trabajo sin modificar el salario mínimo actual (SMI) por hora trabajada. Si bien no todos están de acuerdo (el FMI ha advertido de posibles efectos negativos en el empleo y el crecimiento económico), la medida ha tenido una acogida mayoritariamente positiva.
Menos horas, mismo sueldo
De aprobarse, el SMI actual, 15.876 euros al año, que puede dividirse en 12 pagas (1.323 euros) o 14 pagas (1.134 euros), se mantendría el sueldo mensual, con una reducción de jornada, que se traduciría en un aumento a 9,5 euros/hora en una primera jornada de 38,5 horas/semana y 9,75 euros/hora en las definitivas 37,5 horas/semana.
Además, Yolanda Díaz anunció, este verano, su intención de que el SMI sea por ley el 60% del sueldo medio. Si se cumpliesen las previsiones, España se situará entre los países de la UE que tienen jornadas laborales más cortas: aún lejos de Países Bajos, Dinamarca, Noruega o Bélgica, pero alejándose del rango superior de la tabla, con 40 horas, que mantienen Grecia, Serbia, Polonia o Rumanía.
Cabe destacar, no obstante, que la mayoría de países de la Unión Europea tienen jornadas estándares de 40 horas semanales y 2 días de descanso —por lo que la iniciativa española es notablemente rompedora—, pero que no se adecúan a las horas de trabajo promedio, que son muy inferiores en las zonas del norte de Europa, según Eurostat, y más elevadas en el sur.
Asimismo, el Fondo Monetario Internacional ha señalado que esta medida, sin un incremento de la productividad, puede elevar costes laborales y afectar al empleo, e incluso incentivar la economía sumergida.
Por ahora, si se aprueba, parecen buenas noticias para el trabajador promedio, veremos si los malos augurios se cumplen o generan un largo debate, como ha ocurrido con los incrementos del SMI. Por ahora, está por ver si la medida sale adelante, y cómo lo hace.