En muchos casos se confunde innovar con inventar, cuando realmente innovar es aplicar nuevos conocimientos, nuevos conceptos pero también funciones o soluciones en un entorno que no se habían utilizado. Ensalzamos al innovador y menospreciamos al que copia pero, en ocasiones, se puede copiar para innovar.
Pensemos que un determinado modelo empresarial que tiene éxito, la simple aplicación de ese mismo modelo en otro mercado, en otro sector o dirigido a otro segmento de clientes, con las necesarias modificaciones, también puede suponer un proyecto innovador.
Cuando apareció el comercio electrónico éste estaba restingido a determinados ámbitos y sectores. Poco a poco se ha ido extendiendo y han ido apareciendo ya no solo aplicaciones del mismo en sectores que nunca lo habían utilizado sino, incluso, con usos diferentes.
Los que decidieron adaptar soluciones de comercio electrónico a nuevos productos o servicios también innovaron. Tuvieron que romper con los sistemas tradicionales y luchar por introducir ese nuevo modelo.
Porque adaptar es una forma de innovar. Copiar y transformar ese modelo ya en uso a nuevas funcionalidades, resolviendo a otro tipo de usuarios o aplicando otro tipo de sistema de ventas también es innovar.
De hecho los modelos que ya funcionan tienen que estar en constante transformación, tanto por los efectos del mercado, como por los usos o costumbres de los clientes, que también van cambiando, o por la lucha con la competencia.
No despreciemos la transformación de viejos modelos en nuevos como una manera de innovar. De hecho es la innovación más natural.
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