Ayer en el Senado se votó una propuesta para que la rebaja del IVA de los servicios de peluquería, barbería y estética del 21 % al 10 % a partir del 1 de enero de 2022. Esta es una reclamación del sector desde hace ya casi diez años, desde que en 2012 pasaron de tributar al 10% para pasar al tipo general.
El problema es que puede que dicha rebaja no llegue a aplicarse nunca. Sería lo más lógico si hacemos caso a lo que lleva reclamando desde la UE desde hace ya bastantes años para que en España se reduzca el número de sectores que tienen un IVA reducido y o súper reducido. El problema es que el salto es demasiado grande, de pasar del 10 al 21% y esto incide en precios y a su vez en la facturación.
El problema principal es que esta propuesta tiene que ratificarse en el Congreso. Y ya se ha manifestado en diferentes entornos por parte del Gobierno que no está en la mesa de trabajo la rebaja del IVA para el sector de las peluquerías y estéticas. Sería un agravio comparativo con otros sectores.
Entendiendo perfectamente lo complicado que han tenido en los últimos años salir adelante, la realidad es que hay otros sectores que podrían reclamar exactamente lo mismo. ¿Tendría menos derecho una ferretería de barrio (podemos poner el negocio local que deseemos) de toda la vida que ahora ve como sus clientes compran en Internet y sus ingresos merman cada vez más. ¿No sería más competitivo con un rebaja de IVA al 10% como apoyo al comercio local?
Al fin y al cabo generan empleo, al menos muchos más que las actividades de venta a través de grandes plataformas en Internet, vertebran los barrios, y no implican tener toda la ciudad llena de repartidores con furgonetas en doble fila dejando paquetes como si hubiera un mañana. Un comercio más sostenible, con menos contaminación y menos residuos, que luego también tenemos que reciclar y pagar por ello.
En todo caso una reforma de este tipo tendría que ir acompañada de una visión más global, que no solo afecte a un sector. Mi impresión es que se reducirá la horquilla entre el tipo general y el reducido. Y lo hará por la parte baja. No sería de extrañar que se subiera un par de puntos, del 10 al 12% lo que afectaría a otros sectores muy dañados también por la crisis como la hostelería.
Esto a corto plazo, porque a medio tiene más sentido que el SII sea obligatorio cada vez para más negocios, bajando los límites para incluirlos. Y poner alguna medida en marcha similar al Ticket BAI de las haciendas forales vascas para que los autónomos envíen sus facturas casi en tiempo real a la administración. Más control en definitiva.
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