Ayer mi compañero Diego comentaba cómo España es uno de los países más caros para hacerse autónomo. Mas allá de los costes económicos mensuales, vamos a ver como en nuestro país también es muy caro hacerse autónomo, en los costes personales y familiares. Porque por lo general, y salvo en casos excepcionales, un autónomo no tiene horario.
Y eso en un país como el nuestro, donde las empresas tienen un horario laboral muy extenso, supone un problema grave. El autónomo tiene que trabajar o estar disponible prácticamente de las siete de la mañana a las 9 de la noche. Y este horario extenso se compagina bastante mal con la conciliación familiar.
El día a día del autónomo y los horarios extendidos
Es cierto que como autónomos muchas veces tenemos más flexibilidad para poder adaptar nuestros horarios. Esto nos permite si tenemos hijos, poder llevarlos a la escuela, ocuparnos de ellos si están enfermos, etc. Sin embargo, esto significa que estas hora que perdemos las vamos a tener que recuperar en otro momento.
O madrugamos más para empezar nuestra jornada antes o acabamos prolongando la misma hasta más tarde. La jornada laboral del autónomo tiene una horario muy amplio, por mucho que hayamos podido estar en otras actividades un par de horas a lo largo del día. Al final sabes que necesitas sacar horas de trabajo efectivo.
Además no acaba aquí el asunto. Cuando llegas a casa al final del día o en los fines de semana, nos toca también trabajar en la gestión de facturas, contabilidad, fiscalidad, IVA, creación de presupuestos, etc. Todo lo que implica estar al día con las diferentes administraciones o el backoffice de una empresa.
Las tareas de gestión del autónomo también nos ocupan tiempo y nos restan energías
A esto le tenemos que sumar la presencia en internet y las redes sociales de forma activa, que en determinados sectores es fundamental. Para los trabajadores autónomos no es una diversión, es un trabajo que tenemos que afrontar como una tarea más. Revisar menciones, novedades, programar algún mensaje, etc. Todo lo que implica hoy en día tener una actividad enfocada hacia el networking.
Todo esto hace muy complicado que el autónomo pueda desconectar, tanto en los días laborables como en los fines de semana. Y esto sin contar que nos llamen con alguna urgencia o tengamos que acudir a visitar a algún cliente. Algo que muchas veces se supone que van a ser diez minutos y acabamos con la mañana perdida.
Los pecados del autónomo y la productividad
Por último tenemos que tener en cuenta los pecados propios de autónomo. Muchas veces no sabemos decir que no, que no podemos aceptar este trabajo o que el presupuesto que tiene esta empresa es del todo insuficiente y no nos compensa. Acabamos aceptando aunque sabemos que nuestro precio por hora será mucho más bajo de lo que debería.
Pero también haciendo que nuestras horas sean mucho menos productivas, debido a constantes interrupciones, que hacen complicado avanzar en la tarea que estamos realizando. El teléfono móvil muchas veces es el gran enemigo del autónomo, y si trabajamos solos, o se apaga o es complicado que cuando nos llama un cliente no lo cojamos.
Si al final hacemos cuentas de la cantidad de horas que estamos trabajando y el dinero en limpio que sacamos a final de mes, lo cierto es que más de uno se pondría a llorar. Es fundamental para poder mantenerse que la productividad se mantenga alta, que la trabajemos como un hábito, para intentar reducir el número de horas que pasamos trabajando y de esta forma aumente su valor.
Conciliación familiar y la vida del autónomo
Y todo esto al final quien lo sufre es nuestra familia, que acaba por vernos menos horas de las que debería o el tiempo que disfruta con nosotros no es de calidad, ya que acabamos más veces pendiente de los clientes que de nuestra familia o amigos. ¿Cuántas veces te has tenido que levantar de la mesa en una comida o cena para atender a un cliente?
Pero también el estrés que nos afecta acaba por minar nuestra relación familiar si no sabemos acotarlo. Somos menos pacientes, más irascibles y al final acabamos pagando el pato muchas veces con quien menos se lo merece. Es importante saber en todo momento para qué o para quién estamos trabajando.
Otra cuestión es que muchas veces sufrimos los contratiempos de clientes o trabajos solos. Establecemos una barrera de protección familiar, no queremos llevarnos los problemas del trabajo a casa, y al final no tenemos prácticamente a nadie con los que comentarlos y desahogarnos un poco. Y esto acaba por afectarnos.
No es fácil ser autónomo. Pero también tenemos que saber ver las ventajas que supone. Siempre podemos compararnos con los trabajadores por cuenta ajena, no vamos a tener una paga extra o vacaciones pagadas, pero a cambio tenemos cierta libertad para elegir clientes, horarios, etc. Y todo esto lo tenemos que utilizar a nuestro favor, no en nuestra contra.
En Pymes y Autónomos | La utopía de la conciliación laboral en los autónomos