Si ayer hablábamos de la sentencia de la Audiencia Nacional que reconocía el derecho de la empresa a descontar de forma unilateral el tiempo empleado en las pausas para fumar o tomar café si no estaba anteriormente pactado o regulado, hoy me gustaría dar mi opinión de por qué las pausas para café o fumar deberían computar como jornada de trabajo.
En primer lugar por un tema de productividad. Las pausas en el trabajo son recomendables es una forma de descomprimir y liberar un poco nuestra mente de la tarea que tenemos delante y en la que estamos trabajando. Como un gran fan del método Pomodoro para mejorar la productividad personal, no quiero decir que haya que parar cada 25 minutos para fumar, pero si tener claro que dos o tres pausas a lo largo de la mañana no suponen un problema en la productividad, más bien al contrario.
Una pausa breve al final de la tarea nos ayudará a pasar página. Además levantarnos y caminar un poco, aunque solo sea a por un café o un poco de agua nos activa y ayuda a no estar anquilosados en nuestra silla. Eso sí, la pausa tiene que ser necesariamente breve, de nada sirve salir y coger el móvil para revisar las redes sociales y volver media hora después a nuestra mesa.
No se trata de estar por estar en la empresa, el presentismo es un problema mayor que las pausas del propio café. Estamos en la empresa, pero no estamos trabajando. Además muchas de las pausas se hacen en compañía, ayudan a socializar, mejorar las relaciones interdepartamentales y, en ocasiones sirven para encontrar soluciones donde antes estábamos atascados.
Esto no quiere decir que no se produzcan abusos por parte de algunos, y por ello no está de más que se registre este tiempo, pero no necesariamente tiene que estar fuera de la jornada laboral. Porque de otra manera acabaremos con gente que está en su mesa haciendo que trabaja, fumadores con ansiedad poco productivos y más irascibles o trabajadores dormidos porque no pudieron tomar el primer café del día.
Otra cuestión es que la empresa, preocupada por la salud de sus empleados facilite o no los descansos para fumar. Esto tendría cierta lógica si en los planes de la organización hubiera ayudas para dejar de fumar, se ofrecieran sustitutivos como frutas en el comedor o se fomentara la práctica del deporte.
Imagen | Engin_Akyurt