Cuando comenzó el estado de alarma y muchas empresas tuvieron que cerrar. Aquí fue cuando empezamos a comentar que cuando todo esto acabe puede que no salgamos igual que como entramos. Y es que muchos comercios cerrarán y no será solo por la crisis económica.
Hay un cambio en las tendencias de consumo. Gente que no compraba por Internet o no lo hacía en determinados sectores, ahora se ha acostumbrado a hacerlo habitualmente. La estimación es que el peso del comercio electrónico pase del 15 al 25% en el próximo lustro. El problema es que por cada 1% que aumenta la venta por Internet desaparecerían 13.000 negocios.
Las deudas serán otro de los problemas de muchos negocios a pie de calle. Especialmente en las grandes ciudades donde parte de sus clientes son turistas que no han llegado este año y está por ver en qué medida lo hace el próximo. Es muy posible que muchos tengan que cerrar por la imposibilidad de hacer frente a sus deudas. Esto provocará una contracción de la oferta que puede que beneficie a los que consigan aguantar.
Y esto afecta a muchos sectores, no solo a una tienda de ropa o a un bar. Hay muchos usuarios de gimnasios que se han visto obligados a seguir sus rutinas a través de Internet. Alguno de ellos no volverán y seguirán realizando sus ejercicios siguiendo a entrenadores personales a través de la red.
Las tendencias de consumo cambian. Y los negocios primero tienen que detectarlas y luego saber adaptarse a estos cambios. Si lo logran tendrán una oportunidad, pero si no saben ver el cambio en estos patrones de consumo, más pronto que tarde acabarán por desaparecer.
Y cuidado, que no todo es homogeneo. No es lo mismo un negocio en Guadalajara que en Barcelona. Y sus clientes potenciales puede que no sigan exactamente los mismos patrones, pero el cambio ha comenzado y no habrá marcha atrás.