Tal y como ya hemos comentado, la fuente por excelencia de financiación en la empresa son los fondos propios, instrumentados bajo la fórmula del capital social y beneficios no distribuidos. La financiación no retribuida y permanente, son los recursos propios que tiene la empresa dentro de su patrimonio, que no tienen un horizonte estipulado para su devolución y que la retribución de dichos fondos propios, se realizará en el caso que sea posible por existencia de beneficios, mediante el reparto de dividendos cuando así lo acuerde la junta general de socios o accionistas.
La capitalización en la empresa es un punto clave para poder desempeñar con facilidad la actividad económica de nuestra empresa. ¿Imaginamos acaso una aerolínea, una gran superficie o una fábrica importante que parta de un capital base de 3.000 euros? Realmente es imposible desempeñar actividad alguna con ese ratio de capital en el balance.
Fijar el capital adecuado en la empresa, determina tus inversiones
Todas las empresas deben pensar en grande aunque su tamaño sea pequeño ¿qué significa esto? Básicamente que aunque la inversión de la empresa realizada por sus socios y accionistas no sea retribuida, es imprescindible que se tengan unos criterios de rentabilidad para los propios inversores a medio plazo. Tal y como podemos ver en el desarrollo, el propio capital tiene un coste que hay que rentabilizar, exigirle un rendimiento y equilibrar el ratio de financiación externa con los fondos propios.
En gestión financiera y en economía, el debate sobre los óptimos de financiación ajena en la empresa y los ratios de capital necesarios, han dado lugar a diferentes teorías sobre financiación y gestión empresarial que en todo caso, presentan un debate lo suficientemente amplío para no fijar una postura concreta. La experiencia acumulada nos deja las siguientes premisas:
- Una empresa sin financiación ajena no es más rentable para los accionistas que una que la tenga un determinado grado de financiación
- El nivel de endeudamiento tiene un límite en la empresa que pone en riesgo su propia supervivencia (tal y como vimos en el análisis posterior de repago)
- Las empresas no deben tener nunca fondos propios ociosos o sin retribuir, puesto que estarían penalizando la inversión realizada por los accionistas.
Con estas premisas, se llega unos niveles de consenso adecuado cuando en una empresa tenemos aproximadamente un 60% de la estructura financiera de la empresa está financiado con recursos propios (capital más reservas no distribuidas) y el 40% restante se financia con recursos ajenos.
Aplicación práctica para inversiones en la empresa
Supongamos que tenemos una estructura en la empresa de 60.000 euros en recursos propios y 40.000 euros en financiación ajena. Es decir, estamos dentro del ratio 60% - 40% antes enmarcado y supongamos que queremos ampliar nuestras instalaciones por un coste total de 200.000 euros. Si optamos por recurrir a la financiación ajena para sufragar estos 200.000 euros, estaremos endeudando la empresa en exceso e incluso pondremos en riesgo el resultado operativo posterior de la empresa y la capacidad de pago.
Con este escenario, deberíamos realizar en la empresa una ampliación de capital de 120.000 euros y acudir a una financiación máxima de 80.000 euros para la inversión, consiguiendo una estructura financiera final del 60% en recursos propios (180.000 euros) y 40% en financiación ajena (120.000 euros).
Cómo se realiza una ampliación de capital
La ampliación de capital es el procedimiento por el que la empresa emite nuevas acciones o participaciones sociales, dando la entrada a más recursos propios en la empresa. En todos los casos, las ampliaciones de capital tienen que ser aprobadas por la junta general de accionistas y a nivel estatutario, se suelen fijar requisitos y condiciones preferentes para los socios actuales en estos casos de la ampliación de capital.
Las ampliaciones de capital, se pueden realizar con prima de emisión o sin ella. Las primas de emisión son el coste adicional que se paga por cada acción o participación social que no da derechos de voto ni capacidad de control en la empresa. Es decir, la prima es el coste adicional por la entrada en la propia empresa de nuevos accionistas.
Supongamos que en el ejemplo anterior nuestra empresa tiene un capital social de 60.000 euros representadas en 60.000 acciones a valor nominal de un euro. En principio, vamos a ampliar capital en 120.000 euros, por lo que tenemos que estimar qué valoración tiene nuestra empresa y qué porcentaje va a representar este nuevo capital social comparado con el anterior.
Partamos de la base de que queremos que esta ampliación de capital represente el 40% de la sociedad resultante. Es decir, vamos a emitir 40.000 nuevas acciones, para llegar a un total de 100.000 acciones y vamos a obligar a que cada acción nueva pague una prima de emisión de 2 euros. Realmente, nuestro nuevo capital social será 100.000 euros pero los fondos propios (capital + prima de emisión) será de 180.000 euros.
En todos los casos, las ampliaciones de capital tienen que seguir las normas fijadas por la ley de sociedades de capital y los estatutos aprobados para aquellos supuestos no contemplados en la ley.
En Un Nuevo Impulso:
- La capacidad posterior de pago de la financiación: análisis a fondo
- Dime qué necesitas y te diré cómo tienes que financiarte
- La financiación en la empresa: fondos propios vs financiación ajena
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