Las mejores mentores establecen una relación que se parece más a la de un padre y un hijo adulto que entre un jefe y un empleado. Se caracterizan por el respeto mutuo, la confianza, los valores compartidos y una buena comunicación, y encuentran su apoteosis en la transición de aprendiz a mentor.
El papel de mentor no necesita tomar una cantidad excesiva de tiempo. Si bien hay que establecer unas reglas básicas firmes y claras con los aprendices para mejorar la eficiencia.
Para comenzar, hay que aclarar lo que el aprendiz espera de la relación, compáralas con tus expectativas y llega a un consenso. Puedes tener una idea errónea de los objetivos a largo plazo del aprendiz, mientras que el aprendiz puede tener una noción exagerada de qué servicios proporcionará.
Tales malentendidos son costosos, en términos de tiempo y tranquilidad. Estas diferencias deberían resolverse explícitamente y al principio de la relación de mentoría.
Para que la relación sea fructífera hay que establecer una cadencia para la comunicación. La mayoría de los mentores quieren mantenerse al día con los principales desarrollos en el trabajo de sus aprendices.
Si surge un problema inesperado o urgente fuera de esta reunión, es mejor comunicarse por correo electrónico, con preguntas enmarcadas para facilitar las respuestas "sí" o "no". Para que esto funcione, el mentor y el aprendiz deben ser disciplinados para mantener sus reuniones programadas.
Finalmente, hay que dejar claro que la responsabilidad no es opcional. Los mentores efectivos educan a los aprendices sobre los estándares de la profesión y se aseguran de que cumplan con ellos. Si un aprendiz produce un trabajo de segunda o con demoras, tanto la reputación del aprendiz como la del mentor sufren.
Se deben respetar los plazos, se mantienen los compromisos con los proyectos y se respetan los horarios de las citas. Los alumnos deben respetar el tiempo de los mentores. Las conductas esenciales de los aprendices incluyen establecer una agenda antes de las reuniones y asegurar que los mentores tengan tiempo suficiente por adelantado para revisar cualquier material relacionado.
Garantizar la responsabilidad implica asegurarse de que los aprendices entiendan que son tus alumnos. Deben esperar y recibir críticas constructivas. Los alumnos también deben comprender que repetir los mismos errores es inaceptable y que un solo error grave, puede poner fin a la relación.
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En Pymes y Autónomos | La importancia de ser un mentor responsable