
En los últimos años, la popularidad de Elon Musk no ha dejado de crecer. Hasta convertirse en la actual mano derecha del presidente de los EEUU, Donald Trump, el multimillonario ha sido el foco de atención por varios motivos.
Desde su protagonismo en redes sociales hasta su aparente dispersión entre múltiples empresas como Tesla, SpaceX o X (antiguo Twitter), Musk representa hoy un fenómeno empresarial cuanto menos llamativo. El conocido como el síndrome del CEO ausente.
Una figura central que, al ausentarse física o estratégicamente, deja un vacío en la toma de decisiones, la cultura corporativa y el rumbo del negocio. ¿Es esta forma de trabajar una forma de liderazgo errático o más bien un acierto empresarial?
Ojo, este no es un problema exclusivo de gigantes de Silicon Valley como Musk. Las pequeñas y medianas empresas, los negocios familiares e incluso los autónomos en España también pueden caer en la trampa de liderazgos mal gestionados.
Cuando el CEO se convierte en el cuello de botella o desaparece del día a día sin delegar con claridad, se desencadenan efectos negativos sobre los equipos, los resultados y, en última instancia, la supervivencia del negocio.
El CEO ausente o cuando el liderazgo no está presente
En el caso de Elon Musk, la dispersión de su liderazgo es palpable. La compra de Twitter, ahora llamada X, no solo ha distraído su atención de Tesla y SpaceX, sino que también ha generado fricciones internas y dudas entre inversores.
De hecho, recientemente, varios miembros clave del consejo de Tesla sugirieron que Musk debería ceder responsabilidades para no comprometer la estabilidad de la empresa. Este fenómeno generó inquietud en los propios mercados y trajo consigo una caída del valor de las acciones.
La situación se agrava cuando recordamos que Tesla no solo depende del liderazgo técnico de Musk, sino también de su figura como visionario. Su “ausencia” no es necesariamente física, sino estratégica.
El problema no es que un CEO tome vacaciones o participe en múltiples reuniones, sino que pierda el control emocional, organizativo y cultural de la empresa. Y esta lección también aplica en el tejido empresarial español.
Las pymes también sufren el síndrome del CEO ausente
En España, miles de empresas están dirigidas por líderes que concentran todas las decisiones en su figura, pero que a menudo desaparecen del día a día. Esto puede deberse a viajes, falta de planificación, problemas personales o simplemente al exceso de confianza en que "todo funcionará solo".
Sin embargo, cuando no hay un sistema claro de delegación, liderazgo intermedio o cultura compartida, el vacío se hace notar.
A diferencia de las grandes corporaciones que cuentan con estructuras sólidas, las pymes suelen depender directamente del criterio y la presencia del fundador o gerente.
Si ese liderazgo desaparece, los equipos se desorientan, las decisiones se retrasan y los problemas operativos se multiplican. Este tipo de situaciones se vuelve especialmente crítico en momentos de transición, como puede ser la decisión de traspasar un fondo de inversión o diversificar las líneas de negocio.
El problema no es delegar, es no saber cómo hacerlo
Una de las claves para evitar el síndrome del CEO ausente es aprender a delegar correctamente. Esto implica formar a las personas adecuadas, dar autonomía real y no bloquear decisiones por inseguridad. En muchas pymes españolas, el miedo a perder el control hace que el líder no delegue, o lo haga a medias, generando más confusión que soluciones.
Otra dimensión crítica es el cuidado de la cultura interna. La cultura no se impone desde arriba, se construye en el día a día. Si el jefe está ausente sin haber sembrado valores claros, el equipo terminará creando su propio sistema informal de funcionamiento, con todos los riesgos que ello conlleva. En contraste, los líderes que saben construir equipos sólidos y compartir visión logran que la empresa siga avanzando incluso en su ausencia.
Musk, ¿el ejemplo del jefe que no hay que imitar?
Elon Musk ha demostrado ser un genio de la innovación por supuesto, pero también un ejemplo de lo que ocurre cuando el ego y la hiperactividad desbordan la estructura empresarial.
El aviso del consejo de Tesla no es solo una llamada de atención para él, sino una advertencia para todos aquellos que creen que liderar es estar en todas partes y en ninguna al mismo tiempo.
Las empresas no necesitan superhéroes, necesitan líderes presentes, estratégicos y capaces de generar estructuras sostenibles. Y eso es igual de válido para quien gestiona miles de empleados como para quien tiene un pequeño negocio en Valencia, Sevilla o Bilbao.
En definitiva, no se trata de estar o no estar, sino de saber cuándo, cómo y con quién contar cuando uno se ausenta.