Uno de los índices más interesantes a la hora de contrastar la salud de una empresa es el tiempo que pasa desde su puesta en marcha hasta que acaba por cerrar. Porque nadie trabaja perdiendo dinero eternamente. Y la realidad es que las empresas no recuperan las tasas de supervivencia anteriores a 2019 lo que nos indica que la recuperación se queda a medias.
Si la empresa ha nacido con un plan de negocios realista y la financiación adecuada, cosa que es mucho presumir en algunos casos, debería sostenerse sin problemas el primer año o incluso el primer año y medio. A partir de aquí, es cuando el negocio debe consolidarse y comenzar a generar beneficios.
Un tercio de las empresas cierran antes del quinto año de vida
Según los datos de Iberform donde se incluyen tanto los cierres como aquellas empresas que nominalmente sigue abiertas, pero que no mantienen ninguna actividad, una de cada tres cierran antes del quinto año de vida.
Pero si se prolonga un poco más en el tiempo es todavía peor, porque una de cada dos no llega a cumplir el octavo año de actividad y a los doce años solo llega algo más de una de cada tres. Es decir, muchos no se mantienen a lo largo del tiempo lo que indica que no todas a pesar de continuar tienen la rentabilidad y salud financiera que deberían.
La buena noticia es que las empresas que superan esta madurez logran asentarse en el mercado a lo largo del tiempo. Teniendo en cuenta cómo se han desarrollado los últimos 15 años no es de extrañar, ya que hemos ido enlazando crisis económicas con recuperaciones débiles que no han permitido recuperar márgenes, pagar deudas y hacer que muchas empresas tengan una buena salud financiera.
No se alcanzan las cifras previas a la pandemia
Analizando estas cifras nos encontramos con que la tasa de supervivencia tampoco iguala a la que tenían las empresas en 2019, lo que deja la recuperación a medias. La buena noticia es que se queda cerca y con todo lo que ha llovido no es tan terrible.
La mala noticia es que todavía quedan muchas por caer, la moratoria concursal a la espera de la nueva ley ha mantenido las constantes vitales de muchos negocios, que tras la crisis del COVID, ven como el aumento de costes y la bajada del consumo terminará por hacer inviables sus finanzas a corto plazo.
Si a esto le sumamos que no se crean empresas al mismo ritmo que antes de la crisis de la inflación dan un índice bastante fiable de una economía con un crecimiento muy bajo o incluso negativo. Malas noticias para todas aquellas empresas con dificultades.