Atónita clavé los ojos en la pantalla del televisor. Un representante del Sector Federal de Telemarketing de la CGT con la cara desencajada contaba cómo había presenciado el cuerpo sin vida de una compañera teleoperadora mientras el resto seguía trabajando.
Inmaculada, falleció durante su jornada laboral, permaneció cerca de dos horas en la oficina sin que nadie diera la orden de parar de trabajar. Tenía 56 años y llevaba quince en el grupo Konecta.
Lo esencial no es el trabajo sino la empatía y la humanidad
Inmaculada murió de un infarto, trataron de reanimarla los médicos del Samur, eran las 13 h del pasado 13 de junio. Sin embargo, alguien tomó la decisión de que de aquella sala no salía nadie y se debía seguir trabajando porque su servicio era esencial.
Desde el Sector Federal del Telemarketing han trasladado su indignación, estupor y tristeza por los mensajes que recibieron por parte de los compañeros de Inma:
- Está tirada en el suelo y nosotros cogiendo llamadas
- ¿Estáis cogiendo llamadas?
- Sí, nos dicen que sigamos cogiendo llamadas.
"No veíamos el momento de llegar, los segundos parecían horas y al entrar en la 6ª planta de San Romualdo, todo parecía una película de terror de serie B. Al lado de nuestra compañera alguien atendía una llamada. El servicio proseguía como si tal cosa. Era necesario PARAR PARAR PARAR"
Para algunas empresas lo primero es la productividad y después las personas (vivas o muertas)
No sé qué clase de protocolo esperan redactar desde esta organización que antepone sus servicios 'esenciales' a la pérdida de una de sus trabajadoras. No sé qué pondrán en el decálogo sin que una pizca de vergüenza aparezca en sus mentes.
No se trata de un caso en el que sea necesaria una investigación, a mi juicio, porque el comportamiento natural si una persona se desploma en mitad de la calle, en el trabajo o mientras vas en el autobús es socorrerla y mantenerse a su lado, pero ayudando no produciendo para una empresa.
Este caso tan espeluznante como triste, está sirviendo de 'bofetada' realista para eliminar todos esos lemas o frases cargadas de positivismo irreal que primero tomaron nuestras tazas y después el código de algunas compañías.
Descanse en paz, Inmaculada y ánimo a esos compañeros que tuvieron que pasar por una situación dantesca sin poder demostrar lo más lógico en un momento así, respeto.