En todos los equipos de trabajo coexisten profesionales de distintos perfiles, unos más resolutivos y otros menos, y otros proactivos, mientras que otros se acomodan a ir a remolque de los planes y decisiones que se establecen.
No obstante, y aunque en muchos casos es positivo porque se complementan los equipos, en algunos casos resulta un tanto desequilibrado, porque los profesionales más proactivos suelen ser sobre los que recaiga la mayor parte de la carga de trabajo, realizando la que les corresponden por su responsabilidad, y además, una parte de la de los colaboradores más rezagados.
Esta situación puede ser muy peligrosa, sobre todo si no se gestiona adecuadamente, ya que si nuestro trabajo no tiene la visibilidad suficiente ante los ojos de nuestras responsabilidades corremos el riesgo de no ser compensados como merecemos, y también, descuidar nuestras tareas principales.
Para evitarlo, lo que yo recomendaría sería fijar una lista de prioridades, de modo que no descuidemos ninguna de nuestras tareas principales por acudir al 'rescate' de ningún compañero (a menos que la petición se haga por parte de nuestro responsable). En segundo lugar, tratar de ayudar de resolver en lugar de 'hacer', ya que si acostumbramos a nuestros colaboradores a darles los peces en lugar de la caña, solo conseguiremos poner parches temporales a los problemas.
En mi opinión creo que es muy positivo ayudar a los compañeros, es más, debemos hacerlo, pero debemos de cuidar el cómo, porque en ocasiones por nuestras capacidad de resolver problemas y nuestra proactividad, podemos ayudar a otros a enmascarar su inoperatividad y falta de eficacia ante los problemas cotidianos.
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