Hay grandes empresas que llegan a pagar muy poco, o un porcentaje ínfimo, de sus beneficios en el impuesto de sociedades. Por eso uno de los movimientos que lleva tiempo reclamándose a nivel fiscal es que todas las empresas paguen un porcentaje mínimo acordado. Lo malo es que este tipo de decisiones es complicado adoptarlas a nivel país. Y se está intentando regular a nivel mundial, a petición entre otros del FMI.
Pero si estas negociaciones no dan su fruto al menos se quiere implantar dentro de la UE. Así se ha manifestado la Eurocámara votando a favor de instar a la Comisión Europea a que fije un mínimo para el impuesto de sociedades de todas las empresas que operen dentro de la Unión, sin importar si son empresas tradicionales u operan con bienes y servicios digitales.
¿Cuál es ese porcentaje mínimo? Pues esto es lo que realmente está en discusión. En Estados Unidos se quiere fijar en el 21%, pero lo cierto es que si se quiere que no haya paraísos fiscales que vayan por su lado en el sistema seguramente tendrá que ser mucho más bajo. Al fin y al cabo ya hemos visto como grandes empresas del Ibex en España tienen tipo reales mucho más bajos que las pymes.
No parece lógico que sean estas grandes empresas que generan a su vez grandes beneficios los que menos aportan al sistema fiscal. Lo ideal es que una pequeña empresa al menos pague lo mismo que una grande, pero nunca más porcentaje como ocurre ahora. Si vamos a un sistema fiscal redistributivo, que es el que tienen implantado la mayoría de los estados, la teoría dice que el que más gana, paga un poco más. Pero la realidad ya hemos visto que no funciona así.
Lo cierto es que estamos bastante lejos de que se produzca algún tipo de acuerdo en este sentido. No hay más que ver cómo dentro de la propia Unión Europea hay países como Irlanda, Holanda o Luxemburgo con una fiscalidad mucho más favorable para que se implanten en su territorio estas grandes empresas. ¿Van a renunciar a estos ingresos para ser más solidarias con el resto de países de la UE? Lo dudo mucho.
Es fundamental que una medida de este tipo se haga de forma coordinada. De poco sirve que algún país la implante por su cuenta o al menos no sería tan efectiva para que paguen grandes multinacionales. Y con todo puede que al final sea el consumidor el que acaba asumiendo los costes, como ha ocurrido con la tasa Google. Es muy complicado que empresas de este tipo renuncien a ganar menos para pagar más impuestos y al final ya sabemos lo que ocurre.