Los jueces siguen cubriéndose de gloria con cada sentencia que publican desde la jurisdicción social. Si hace unos meses veíamos cómo el despido por insultos al jefe tales como “hijo de puta” se calificaba como despido improcedente, ahora, se amplía el vocabulario permitido y acusar de ladrón a un superior tampoco es motivo de despido procedente.
El fallo judicial contempla el clima de tensión que se vive en la empresa como consecuencia de la crisis, cuenta como atenuante para calificar el comportamiento y las acusaciones de la trabajadora y por tanto, justifica el insulto y las acusaciones sin mayores problemas. Esta tesitura de crisis y sentencias In dubio pro labore sí o sí se está convirtiendo en una tónica dentro de los juzgados siempre para justificar la actitud, poca educación y continuas faltas de respeto dentro del entorno laboral.
En todos estos casos, llegamos siempre a la misma conclusión: el empresario está cada día más desprotegido y con esta tesitura de razonamientos jurídicos garantistas que aplican las normas a conveniencia del trabajador en todos los casos, vamos a encontrarnos próximamente con comportamientos mucho más delicados y graves que un mero insulto verbal.
Pero ojo con el sentido de los vocablos, dado que si un jefe o mando intermedio se le ocurre decirle hijo de puta, tonto o ladrón a un empleado, le pueden aplicar el Código Penal de tal manera que se tire un par de años a la sombra. La educación, respeto y buenas maneras no va ligada al contrato de trabajo pero sí a la esencia de empresario.
Vía | Expansión
En Pymes y Autónomos | Hijos de puta, todos a trabajar que son asuntos serios
Vídeo | Youtube