Es indudable que todos tenemos más afinidad por unas personas que por otras. Pero cuando se dirigen equipos, no se pueden producir distinciones entre los diferentes miembros que lo componen.
Evidentemente, si malo es no tratar a todos por igual mucho peor es tener favoritos ya que acaba siendo un grave error por ser imprudente e injusto.
Para asegurarte de no darle a nadie un tratamiento especial, asigna las tareas y responsabilidades de manera justa y equitativa entre todos los miembros que componen el equipo.
Manten un registro de a quién llevó a la última presentación de alto nivel y quién tomó la iniciativa en el último gran proyecto. Las cosas simples, como la rotación de quien lidera la reunión semanal del equipo, pueden ayudar a proyectar la equidad.
La finalidad es ser lo más inclusivo posible y que nadie se pueda sentir discriminado y que todos se peudan sentir igual de importantes y relevantes.
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