Hace unos días, los trabajadores de Yahoo recibían una misiva desde una de las direcciones de la compañía. El objetivo de la misma era animarlos a que utilizaran el servicio de correo electrónico propio y no otras aplicaciones que hoy están en el mercado. Ante esta situación, surge la pregunta: ¿Es efectivo obligar a los trabajadores a usar los productos y servicios propios de la empresa?
En el caso de Yahoo, que ha sido desvelado por AllTheThingsD a través del 'memo' enviado a los trabajadores, apenas el 25% de éstos utilizaban el servicio de mail. Los directores reconocen haber fracasado en su intento por extender su uso en la plantilla, tras la petición a principios de año.
En esa carta, estos directivos, en un tono informal y cercano, les hablan de las bondades de sus propios productos. Les explican las ventajas que tienen frente a otras aplicaciones de correo 'tradicionales' como Outlook, mostrando su comprensión ante los que opinan que cambiar de rutinas en esta herramienta supone un trastorno.
Ventajas y desventajas
Pero son dos las razones fundamentales que esgrimen para que el restante 75% se una en el uso del producto propio. Son contundentes:
- Permite dar opinión sobre la herramienta, señalando posibles puntos de mejora o fallos. Abre la posibilidad de un sano feedback.
- Una cuestión de imagen. Que la propia empresa que fabrica o diseña un producto no lo utilice no es lo más adecuado. "Es una cuestión de principios", afirman.
Los beneficios están claros. Pero, esa petición a la plantilla tiene efectos que no siempre pueden ser positivos. Destacaría dos inconvenientes:
- Suplicar al equipo eso es un reconocimiento implícito de que se trata de productos con peores prestaciones que otros del mercado, que sí son utilizados de manera masiva.
- Hacerles cambiar sus rutinas de trabajo ya adquiridas puede afectar a la productividad y su rendimiento.
¿Compensaría esa 'obligación'?
En una tesitura como la de Yahoo, uno se pregunta si, a la postre, esa decisión de obligar a los trabajadores acabaría compensando en los resultados finales. Si no sería mejor concentrar los esfuerzos en mejorar el producto para que el uso por parte de la plantilla sea algo más natural. O, incluso, si no sería más útil preguntar cuáles son las reticencias fundamentales para el cambio y qué debería suceder para que así fuera.
Y es que, a la postre, no es más que un estudio de mercado a escala. Las señales, a través de los usuarios más cercanos, sobre lo que habría que mejorar en el producto y los principales defectos.
En Pymes y Autónomos | Cuando a tus productos no los quieren ni dentro ni fuera Imagen | Scott Beale