Todo el mundo ha experimentado la decepción de una decisión importante que no nos ha ido bien. La sensación es, incluso peor, cuando sientes que la decisión fue apresurada o consideraron algunos de los datos.
La toma de decisiones errónea se presenta tanto en nuestra vida profesional como en la personal. A menudo, somos autores o partícipes de este tipo de decisiones, incluso sin darnos cuenta.
Por regla general, este tipo de decisiones ocurren por: ego, ideología, experiencia o miedo; porque se encuentren datos que justifiquen la decisión; o, porque se actúe conforme al principio de hechos consumados.
Es demasiado fácil ser víctima del sesgo de confirmación, donde uno presta atención a los datos que respaldan una decisión y descarta los datos que no lo hacen.
¿Cómo se puede evitar esta trampa?. Por un lado, admitiendo la falta de confianza solo en los instintos. Tomar dedecisiones sin prejuicios es una entelequia, de hecho, los mejores decisores admiten admiten abiertamente sus ideas preconcebidas, esto sirve para reconocer otras perspectivas y buscar una visión más amplia.
Por otro, planteándose la alternatia opuesta a la preconcebida, reuniendo los datos que la apoyan y contrastándola con los datos que apoyan nuestra decisión original. Aunque puede que la perspectiva no esté completa, conseguiremos que sea mucho más equilibrada.
Finalmente, antes de anunciar, ejecutar y defender la decisión tomada, conviene discutirla en un comité de personas de confianza que, con honestidad nos puedan mostrar que estamos equivocados o simplemente tomando una decisión sesgada. En este caso, habría que reconsiderar la decisión y los datos que se necesitan para hacerlo.
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En Pymes y Autónomos | El análisis de datos enla toma de decisiones