Los líderes son valorados positivamente por su capacidad para poder tomar decisiones rápidamente. Lo que no debe confundirse con actuar precipitadamente.
Una forma de evitar que esto ocurra es crear un espacio corto entre un evento y su respuesta. Posponer la reacción puede evitar que tome una decisión impulsiva e irracional.
Sin embargo, no es posible encontrar ese espacio mental para esa pausa de reflexión si se está constantemente bajo presión. La única manera de salir de esa vorágine es dar un respiro a nuestra mente.
Para evitarlo es necesario dejar de realizar múltiples tareas, lo que mantiene nuestra mente ocupada y la reactiva. Tratar de concentrarse en una sola tarea y observar cuando nuestra mente se desvía hacia otra cosa, es una señal de que nuestro cerebro desea realizar múltiples tareas.
Cuando esto suceda, hay que anular mentalmente las tareas superfluas que ocupan nuestros pensamientos y concentrarse en lo que se tiene entre mano.
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