Mejor muchas pequeñas y abordables tareas, que pocas grandes e inabarcables. Ese podría ser un principio con el que afrontar el día a día de un emprendedor o autónomo. En alguna ocasión hemos hablado en estas líneas sobre técnicas como Pomodoro para incrementar la concentración esos días que se antoja realmente complicado. Pero al margen de esas técnicas puntuales, en muchas ocasiones lo ideal es elaborarte un ‘menú’ diario de actividades asequible, con pequeños retos con los que seguir motivándose.
Normalmente, un empresario o un autónomo suele tener muchos frentes laborales abiertos, muchos focos de atención que atender día a día. Y uno de los errores en los que se suele caer es convertir tu día a día en un conjunto de tareas enorme que, ni en el mejor de los casos, sería posible cubrir. El hecho de no poder completar una parte importante de ese ‘menú’ lleva al desánimo y, por ende, a la desmotivación, pues genera la sensación de inmovilidad, de fracaso por no alcanzar los objetivos.
Ante esta situación, lo mejor es, para empezar, ser realista. El día sólo tiene unas horas limitadas y tu programación ha de incluir momentos de cierto relax y tiempo para pasar con la familia. Construir un día sin apenas descansos, con unos horarios que, a la postre, son imposibles de cumplir sólo generará insatisfacción.
Junto a ese realismo, dividir las grandes tareas en un grupo de pequeños ‘retos’ es efectivo. Primero porque hace abordable ese proyecto que en su conjunto se hace demasiado cuesta arriba. Y segundo porque psicológicamente es más positivo: tachar esas pequeñas tareas completadas incrementa la motivación y genera una sensación de avance con la que, al final, se mejorará esa productividad. Pruébalo porque funciona.
Uno de los aspectos más complicados de un pequeño emprendedor o autónomo es la organización del día a día. Además de los pequeños ‘trucos’ que cada uno descubra con el tiempo, el principio de menos es más al elaborar el menú de tareas diario puede ser un buen punto de partida.
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