Un estudio demuestra que trabajamos tantas horas como hace 50 años. Excepto los funcionarios y los indefinidos

Un estudio demuestra que trabajamos tantas horas como hace 50 años. Excepto los funcionarios y los indefinidos
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HOY SE HABLA DE

Hasta ahora, casi todo el mundo nos hubiera dado la razón ante una sencilla afirmación: "Hoy día, trabajamos menos que antes", pero parece que esta disminución gradual es solo un espejismo y no hay datos que lo demuestren.

Lo afirma un reciente estudio del Centro Común de Investigación (JRC), que  evidencía que las jornadas laborales no han experimentado una reducción significativa en casi cincuenta años.

Trabajamos lo mismo

'The Working Times They Are A-Changing: Trends in Six EU countries' (Los tiempos de trabajo están cambiando: tendencias en seis países de la UE), que recoge información de seis países europeos entre 1992 y 2022, ha demostrado que la última reducción real de horas de trabajo (por lo menos, en España) se dio hace ya casi 50 años (1983); desde entonces, seguimos cumpliendo con horarios similares a la década de los 80.

Para aclarar cómo es esto posible, el estudio señala un incremento de empleo a tiempo parcial y un auge de la emprendeduría, con trabajos por cuenta propia que varían mucho en el tiempo de dedicación.

En gran parte, todo ello se vincula con la entrada de la mujer en el mercado laboral (en España, en 2024, se alcanzó un récord histórico con casi diez millones de puestos de trabajo ocupados por mujeres), donde el porcentaje de ocupación femenino ya casi se iguala al masculino, así como el crecimiento del sector servicios, donde la terciarización engloba muchos trabajos a media jornada.

Una falsa percepción

De este modo, estos empleos parecen generar una percepción de mayor ocupación del tiempo laboral (dicho de otro modo: la jornada media se ha reducido, pero el número de empleos y el tiempo dedicado al trabajo ha seguido creciendo, y creciendo).

Sin embargo, lo anterior no está relacionado con una mejora uniforme de las horas trabajadas (entendida como menos horas por semana), que permanece  adscrita a la jornada de 40 horas, sino a la aparición de trabajos extra a tiempo parcial.

Los responsables del estudio señalan, por ejemplo, que los trabajadores por cuenta propia trabajan menos, o a tiempo parcial, pero, a su vez, realizan semanas laborales más largas.

Así, en muchos sectores y en la empresa privada, las 40 horas semanales y algunas horas extra continúan siendo la norma. En términos efectivos, el tiempo laboral de los trabajadores a tiempo completo se ha mantenido sin cambios, lo cual rompe con esa idea de la reducción de la jornada, como según Javier Jorrín para El Confidencial a raíz del estudio.

Pero entonces ¿de dónde surge esta percepción? A grandes rasgos, de varios puntos peliagudos que se mencionan con detalle en el estudio: por un lado, el crecimiento del empleo público, que sí tiene una jornada laboral notablemente menor (cinco horas menos que el privado, de media); de igual modo, se ha reducido el trabajo en el sector primario y en el de bienes, que solían tener jornadas más extensas, tradicionalmente.

Estos efectos de composición (donde comparamos subgrupos distintos) han contribuido a una falsa percepción de la realidad del tiempo de trabajo en los países analizados en el estudio.

Sector privado, sin cambios

El punto clave del estudio revela que las jornadas laborales para los trabajadores a tiempo completo del sector privado se han mantenido inalteradas, incluso acumulando horas extra sin una retribución económica.

En trabajos industriales y el sector servicios, la dedicación semanal por parte de los empleados sigue siendo alta. La cultura de largas jornadas sigue presente en el sector privado y continúa relacionada con las exigencias laborales y la búsqueda de mejoras en el puesto de trabajo.

Asimismo, parece que la narrativa española vinculada a una reducción de la jornada (la semana laboral de cuatro días, por ejemplo, o el modelo de 37,5 horas/semana) choca, en parte, con la realidad del sector privado, que, en gran medida, sigue con la idea de que se requieren elevados tiempos de dedicación para avanzar en sus carreras profesionales.

Con la ley, hemos topado

Un obstáculo que puede chocar con los últimos cambios legislativos que Yolanda Díaz sigue peleando con la patronal y los colectivos empresariales, como la CEOE y Cepyme, en España. Mientras CCOO y UGT presionan en la dirección contraria al equipo de gobierno.

Por último, surgen dos datos interesantes que vale la pena resaltar: el primero es la descorrelación entre productividad y jornada laboral, que se ha visto claramente en aquellos empleos cualificados; a su vez, en segundo lugar, estos empleos de mayor cualificación no han visto reducidas sus jornadas, sino todo lo contrario: a mayor autonomía y flexibilidad para organizar el tiempo, parece que los trabajadores mantienen un compromiso mayor con sus carreras (en tiempo, hablamos), lo que el estudio correlaciona con la búsqueda de éxito y mejoras salariales.

Mientras las ideas de una reducción generalizada de la jornada laboral van ganando fuerza en el debate público, este estudio sugiere que, para una amplia mayoría, la realidad sigue traduciéndose en largas jornadas y pocos cambios en el modelo de trabajo de nuestros padres, e incluso abuelos.

Queda por ver hacia dónde nos llevan estos datos junto a factores como el crecimiento del empleo a tiempo parcial, el aumento de trabajadores en el sector público y las jornadas laborales reducidas por ley.

¿En las próximas décadas, los modelos laborales en Europa enfrentarán cambios significativos? Según avanza (en este caso) el ecosistema español, es posible, pero haríamos bien en revisar todos los datos, y la letra pequeña.

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