Para muchas empresas crear una campaña de emailing es lo mismo que enviar un correo electrónico a todos sus contactos. Simplemente se preocupan de cumplir con los límites que les impone su proveedor de correo electrónico para no ser marcados como spammer, por lo general, después de una experiencia previa negativa en la que ya han sufrido esta circunstancia.
Y claro, luego no funciona como debería, porque muchos contactos no reciben el correo, o se va directamente a su buzón de spam, tiene unas tasas de aperturas muy bajas y en caso de abrirse no está optimizado para que se vea bien, ya sea en equipos de sobremesa o portátiles como en dispositivos móviles.
Crear una comunicación para nuestros clientes no tiene que ser un trámite, no empieza y acaba con la idea de crear un correo y su envío. Es necesario planificar cómo lo vamos a hacer, qué resultados estamos buscando o segmentar a nuestra base de clientes. El objetivo no puede ser que los correos salgan, sino más bien que se lean y lleguen a nuestros clientes.
Muchas veces en la empresa se quieren mantener bajos los costes de explotación del negocio. Por eso se utilizan los recursos que ya tenemos disponibles en lugar de pensar esta acción comercial, como una cuestión de la que vamos a sacar un beneficio. Si se planifica bien una campaña de emailing puede ser muy rentable.
En caso contrario sólo acabamos por perder el tiempo y, en muchas ocasiones, molestar a nuestros clientes o arruinar la imagen de nuestra empresa, nuestra marca que tanto nos preocupa en otros aspectos y muchas veces descuidamos todo lo que tiene que ver con la comunicación electrónica o a través de Internet.
En Pymes y Autónomos | ¿Por qué tus clientes marcan tus correos como spam?
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