Las redes sociales son uno de los ladrones de tiempo que perjudican nuestra productividad en la empresa. Sin embargo no hablamos de un uso personal de las redes sociales, sino más bien de un uso profesional, donde las vamos a utilizar para promocionar nuestro negocio, nuestros productos o tener un contacto más cercano con nuestros clientes. De esta forma, como las estamos utilizando para el negocio, las redes sociales son el elemento perfecto para la procrastinación en la empresa.
Con la excusa de gestionar nuestras páginas o perfiles sociales dejamos de prestar atención a otras cuestiones de gestión que pueden ser mucho más productivas. Sin ir más lejos, el email marketing que nos da incluso mejores resultados en lo que se refiere a la conversión final. Pero lo cierto es que trabajar una base de datos de clientes para tenerla actualizada, poder segmentar bien, etc. es mucho más tedioso que entrar en Facebook y anunciar un evento.
Y además de procrastinar, trabajamos mal en las redes sociales
Y al final hemos perdido un tiempo muy valioso para otras cuestiones, que también son urgentes o más importantes para la empresa. Sin embargo, seguramente no nos sentimos tan cómodos con ellas, no tenemos la sensación de que vamos a tener un reconocimiento a corto plazo. Nadie nos va a poner likes en la empresa si hemos hecho bien nuestro trabajo.
Lo peor de todo no es el tiempo que perdemos en las redes sociales, sino que no hacemos las tareas que deberían ayudarnos a sacarles partido. Se mide muy poco, se hacen pocos test A/B para ver que nos funciona mejor, o no tenemos más información estadística más allá de los likes o los números de seguidores.
Formarte en las redes sociales mientras aprendes de tus errores no es la mejor idea.
No sabemos cómo estos seguidores se traducen en más clientes, más ventas o una mejora de nuestra facturación. Y esto si es algo en lo que tenemos que detenernos e invertir tiempo. Medir si nuestra estrategia en las redes sociales, contando que en algún momento nos hayamos parado a definirla, está funcionando es la tarea fundamental, y sin embargo, es lo que la mayoría no hacen.
Porque al final acabamos administrando las redes sociales profesionales de igual manera que las personales. Es algo que también tiene que ver con la procrastinación... Nos dedicamos a hacer aquello que ya dominamos, buscar algún mensaje interesante que nos vaya a generar reconocimiento, aunque no se traduzcan en ventas.
Y luego nos asombramos de que no funcione, o tengamos muchos seguidores, pero con un ratio de venta por seguidor ínfimo. O logramos mejorar esta conversión o tenemos que cambiar nuestra estrategia en las redes sociales, buscando invertir menos tiempo y enfocar el objetivo a fidelizar el cliente más que a lograr ventas.
Las redes sociales en la encrucijada de la empresa
Si queremos mejorar tenemos tres opciones:
Buscar una empresa externa que nos defina la estrategia en redes sociales y la lleve a cabo. No perdemos el tiempo y delegamos en expertos. La contrapartida es que tiene un coste que muchas empresas no están dispuestas a asumir.
Formarnos como community manager para poder realizar todas las tareas que en este momento no realizamos en la empresa.
Reducir al mínimo el tiempo que pasamos en las redes sociales enfocando la estrategia hacia la fidelización de los clientes que ya tenemos, no tanto a mejorar las ventas. Sería como tener otro canal de comunicación con ellos que atender.
En definitiva, todo lo que no esté planificado y estructurado en las redes sociales va a significar una pérdida de tiempo. Puede que nos de la impresión de que estamos haciendo un buen trabajo para la empresa, pero la realidad es que estamos malgastando el tiempo y los recursos de la misma en una labor poco fructífera.
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