Parece ser, o al menos eso es lo que dicen los expertos, que el logro de una mayor competitividad es el gran caballo de batalla de la economía española. Tenemos que ser más competitivos en comparación con los países de nuestro entorno, y eso solo se puede lograr de una forma: reduciendo los costes de producción y, en concreto, los costes laborales.
De hecho, no son pocas las ocasiones en las que diversos organismos como el FMI o la Comisión Europea han recomendado al Gobierno de España una reducción discrecional de los salarios con el objetivo de reducir el paro y aumentar la competitividad empresarial, una medida que, bajo mi punto de vista, es tan impopular como ineficaz. Si de reducir costes se trata, ¿por qué no empezamos por los impuestos y los costes energéticos?
De entrada, una de las medidas más efectivas para aumentar la competitividad que, además, cuenta con el respaldo de diversas fundaciones y grupos de estudio económico como FEDEA es la reducción de las cotizaciones sociales e IRPF a las empresas. No solo sería una gran noticia para las empresas al rebajar sus costes laborales, sino que, además, serviría para aumentar la renta disponible a los asalariados con el consecuente aumento del gasto por parte de las unidades familiares. Mataríamos dos pájaros de un tiro.
Por otro lado, existe un problema estructural con el coste de la energía. El precio de la electricidad en España es un 31% mayor que en el resto de Europa, y esta cifra seguirá subiendo en el futuro para tratar de paliar el déficit de tarifa que se ha ido acumulando desde el año 2002. De hecho, se espera, para el mes de Octubre, una nueva subida de la luz del 3,1%, algo que seguirá siendo una tónica durante los próximos meses y años, lo que en última instancia seguirá lastrando la competitividad de las pymes y su capacidad de generar empleo.
La realidad es que ha sucedido todo lo contrario. Desde que comenzara la crisis, los costes energéticos han seguido subiendo y huelga comentar que las continuas subidas de impuestos han supuesto un lastre desde el punto de vista empresarial. Por ello, urge una modificación del marco fiscal para adecuarlo a la coyuntura económica y a las necesidades de las pequeñas y medianas empresas empresas, así como una revisión en profundidad de nuestro modelo energético.
Si de verdad queremos ganar competitividad, empecemos por los costes que, como Gobierno, podemos controlar y no por los salarios.
En Pymes y Autónomos | Reducir salarios como fórmula para salir de la crisis: tan impopular como ineficaz, El FMI propone una rebaja salarial del 10%, ¿aumentar competitividad o reducir productividad? Imagen | kiki99