No existe medio online o impreso que haya dado infinidad de consejos de uso del correo electrónico vinculados con productividad, organización del tiempo, filtros de información y organización del mail. Tenemos consejos tan variopintos como "lee el correo cada hora", con lo cual si una conversación asíncrona requiere respuestas o acciones, tendrán que esperarse, "no lo leas justo por la mañana y espera 15 minutos desde que comiences a trabajar" o "léelo mientras estás en el baño recien levantado".
En definitiva, cada persona aporta su sabia visión del asunto por el único y exclusivo motivo que su fórmula es la que mejor se adapta a él, a sus métodos de trabajo y a su organización empresarial y productiva. Y como no existimos dos personas iguales ni dos trabajos iguales, no hagas caso a ninguno de estos consejos y adapta las herramientas a tu forma de trabajar y al método que mejor funcione, no al que te recomiende nadie en particular. Basta con que miremos a nuestro propio trabajo para que comprobemos cómo hay días que la comunicación por mail tiene una mayor importancia y requiere mayor atención que otros días. Además, en función del mecanismo de transmisión de información dentro y fuera de la empresa, las interacciones con el correo electrónico no tienen ningún patrón predefinido en el tiempo, dado que como herramientas que son, unas veces se requiere un uso y dedicación y otras veces otro.
Por último, los sistemas basados en las curvas de concentración y atención no tienen ninguna validez, dado que cada persona persona unas curvas distintas y necesitará unos tiempos de arranque independientes. Con todas estas premisas y después de usar intensivamente el correo electrónico durante varios años ya, el mejor consejo para usar el mail es que se use a la medida de cada persona y no al revés, que es lo que suele ocurrir cuando se ponen en práctica métodos maravillosos que funcionan perfectamente en otras personas, pero no en nosotros.
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