Cuando se habla de la nube en la empresa uno de los principales inconvenientes que surgen es la seguridad y la pérdida de control de los datos. Al fin y al cabo la nube no existe, simplemente estamos utilizando el servidor de un tercero. Pero en estos casos tenemos la oportunidad de trabajar online sin perder el control montando una nube privada.
Se trata de tener el servidor ubicado en nuestra oficina, pero que nos permita acceder a las aplicaciones que necesitamos desde cualquier ubicación. Se trata de poner disponible desde cualquier ubicación las aplicaciones que tenemos instaladas en el servidor y permitir acceder de forma remota a dichos recursos.
La nube privada que lleva muchos años en marcha
Si queremos afinar todavía un poco más el proceso, deberíamos buscar aplicaciones que tuvieran adaptadas su diseño a la navegación móvil o tuvieran una app que podamos configurar para acceder a ellas desde un smartphone o una tablet, algo básico si tenemos usuarios en movilidad y algo menos si sólo queremos acceder desde otras ubicaciones.
Trabajar siempre conectados y desde dispositivos móviles obliga a otro tipo de acceso para los empleados.
El problema es que muchas veces esto sólo es posible a través de un acceso se Terminal Server, donde el usuario se conecta para trabajar al servidor, la conexión es lenta y obliga en algunos casos a instalar en el servidor una serie de recursos que no serían necesarios para trabajar en local. De esta forma lo ideal es tener sólo un servidor para que nos ayude a gestionar estas conexiones remotas.
Por supuesto esto nos obliga dos cuestiones fundamentales. Por un lado un mayor mantenimiento y gestión de los servicios que la empresa pone a disposición de los trabajadores para conectarse de forma remota, y por otro, tener un ancho de banda contratado con una velocidad adecuada, tanto en la velocidad de bajada como de subida.
A la vez la seguridad de los sistemas, tanto en el control de los accesos de los trabajadores como lo que pueden hacer cada uno de ellos en remoto es uno de los puntos a tener en cuenta. Además tenemos un gasto añadido en infraestructuras o hardware, pero también en software para que las conexiones se realicen de forma segura.
Con todo quizás el punto débil de montarnos nuestra propia nube esté en la gestión en movilidad, donde muchas aplicaciones no van a resultar cómodas, ni siquiera para la consulta de datos. Trabajar con pantallas de pequeñas dimensiones con aplicaciones pensadas para el escritorio puede resultar muy poco productivo.
Todo depende del tipo de aplicaciones que utiliza nuestra empresa. Si partimos desde cero se puede buscar una aplicación a la que se pueda acceder a través del navegador web, con nuestro usuario y contraseña, sin depender de nada más que un acceso a Internet.
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