Nos estamos acostumbrando a leer casos de éxito empresarial entre jóvenes que se reunieron un buen día en un garaje o tomando unas tapas y ahora las multinacionales invierten grandes sumas de dinero. No, espera, esto no sucede todos los días, ni a todo el mundo que emprende.
Ni una buena canción, ni una elaborada película se gesta en una noche, porque al llegar el día, el de la verdad será sólo humo, o el éxito de un día. Como esas canciones considerada 'malditas' porque hundieron una hipotética y fructífera carrera de un cantante. En el trabajo, a la hora de ver crecer nuestro negocio, apostemos por el tiempo para crear.
Mi padre era encofrador y aunque el 80% de la gente no sabía lo que significaba, sin su trabajo, sin unos buenos pilares, que era su función, no se sostendrían muchos edificios.
Con emprender sucede lo mismo. Algunos, apuestan por el camino rápido, meter ruido y pensar que con esa estrategia (sólo ésa) lograrán mantenerse en el mercado.
Olvidaron asentar unos buenos pilares. Pilares es igual a una buena estrategia a largo plazo, estudiar los pros y los contras de decisiones futuras, establecer unos objetivos y sobre todo: ser humildes y sinceros.
En estos momentos donde tienen más presencia los genios de lo efímero, con sus vídeos impactantes, frases ingeniosas, a la hora de emprender se debe tener claro que el tiempo es el elemento fundamental, Sin él, y mucha paciencia, aparecerá la frustración si el objetivo es un éxito rápido.
Primero la idea, segundo un buen plan de negocios, y finalmente: trabajo, trabajo y trabajo. Esta es la única fórmula mágica para vender, para que te conozcan y para ser un buen profesional.
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Imagen| Isabel Iborra