Un par de calles más abajo de mi casa acaba de abrir un nuevo negocio. Está en un bajo que hace esquina y pese a que la zona no es muy comercial podría considerarse bien situado porque está de camino hacia un colegio. El negocio es este batiburrillo que se da ahora de librería-panadería-tienda de alimentación. El caso es que ese bajo, con el mismo estilo de negocio se ha abierto y cerrado tres veces en el último año. Por eso me pregunto ¿qué análisis hacen algunos a la hora de montar un negocio?
La decisión de empezar una actividad empresarial, sea del nivel que sea, creo que debe tomarse tras un proceso de estudio y maduración de qué actividad se va a realizar y cómo. El riesgo económico que se corre es evidente, y ya no sólo por la pérdida de ingresos que conlleva que la cosa salga mal, si no por la inversión, aunque sea pequeña, que hay que realizar para ello.
¿Los nuevos dueños del negocio no sabían a qué se había dedicado ese bajo antes? Y si lo sabían ¿creen que su manera de hacerlo será tan diferente como para que a ellos les funcione cuando a los anteriores no?
Por lo que he visto no es de estas tiendas que abren a todas horas para vender cuando el resto cierra. No he visto más que una zona de estanterias con alimentos envasador, otra con revistas y una tercera con un mostrador de despacho de pan que abre en las horas normales y no ofrece nada distinto.
En un radio de distancia pequeño hay tres supermercados con los que apenas puede conpetir en el tema de la alimentación y el mercado de la venta de prensa no está precisamente en expansión, así que ¿qué proceso de estudio se habrá seguido para empezar este negocio?
La crisis se ha llevado por delante muchos negocios y la gran mayoría de los que se han intentado montar durante este tiempo han cerrado a los pocos meses. Evidentemente la situación es mala pero no mejorará para los emprendedores si no afrontan su tarea con un poco de sentido común y madurando las decisiones que les llevan a dedicar su tiempo y sus dinero a empezar aventuras abocadas al fracaso.
Tampoco se trata de ser una lumbrera, ni de tener grandes conocimientos empresariales. No es imprescindible una idea única y brillante. Se trata de elegir bien el camino y dar los pasos con cuidado para llegar al objetivo, a ciegas y sin rumbo nunca se logra.
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