En los últimos trimestres muchos de los indicadores económicos y empresariales se están adentrando en una etapa positiva que nos invita a pensar que la recuperación de la economía se encuentra próxima.
Uno de los indicadores más observados por las empresas es la evolución de las ventas en el consumo privado, que al cierre del pasado mes de mayo se saldó con un leve crecimiento interanual del 1,2 %.
Aunque aún es muy pequeño este crecimiento, los datos nos confirman que la etapa económica recesiva que atravesamos tiene sus días contados, inaugurando una nueva etapa de crecimiento cuyo comienzo vigilan las empresas muy de cerca.
Esto no quiere decir que de nuevo volvamos a experimentar una explosión de consumo, sino que se presenta un nuevo escenario en el que el consumidor comenzará a consumir más de manera selectiva y discriminada, obligándonos a producir productos mucho más específicos y diferenciados, adaptándonos a las nuevas preferencias, y esforzándonos al máximo por ser competitivos, por que seguramente, la variable precio siga siendo crítica para los consumidores a la hora de formarse sus decisiones de consumo.