Estar quemado en el trabajo va a ser algo más que una simple expresión, puesto que la OMS reconoce el síndrome del trabajador quemado como enfermedad y la incluye dentro de su catálogo internacional de enfermedades. Se trata de un estado de agotamiento y fatiga constantes que provoca falta de eficacia y bajo rendimiento.
Se trata de un problema que puede afectar al empleo, pero también encontrase en personas desempleadas. Se trata de un síndrome que viene definido por características como el sentimiento de agotamiento, cinismo o pensamientos negativos y una bajada de rendimiento profesional. Los expertos estiman que el burn out afecta al 10% de los trabajadores y, en sus formas más graves, a entre el 2% y el 5%.
Afecta más a aquellos que tienen atención personal o al cliente sufren más estrés. Se da sobre todo en empleados que se encuentran muy comprometidos con su trabajo y puede tardar en manifestarse entre cinco y ocho años. El desgaste emocional en el trabajo, la indolencia o la despersonalización son también alguno de los síntomas que se pueden mostrar.
Los afectados lejos de utilizar la inteligencia emocional para dejar los problemas laborales en este plano, más bien pasan a la indiferencia para protegerse contra dichas presiones y problemas o que emocionalmente no les afecten.
En España no se encuentra reconocida como una enfermedad profesional, a pesar, aunque sin duda esta inclusión de la OMS si supondrá un cambio a corto o medio plazo de su tratamiento en nuestro país. La realidad es que este síndrome provoca la salida o el cambio de empleo a corto o medio plazo de aquellos que lo sufren.
Y no todas las empresas se preocupan por recuperar a estos trabajadores, ni siquiera por cuidar a otros para que no sigan su camino. Muchas piensan que un cambio de aires beneficia a ambas partes. Simplemente esperan que sea el empleado el que de el paso para evitar una indemnización, ya que ninguna de las partes se encuentra ya satisfecha con la relación laboral.
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