2020 está a la vuelta de la esquina y, como cada año, la morosidad volverá a ser una de las principales preocupaciones de las pymes españolas. El dilatado retraso en el abono de las facturas, tanto por parte de las empresas como por parte de las administraciones públicas, lejos de solucionarse, parece agravarse por momentos. Y la percepción de los empresarios así lo confirma.
En concreto, y según el último Informe Europeo de Pagos de Intrum, que recoge el comportamiento de pago de casi 12.000 empresas europeas, se ha duplicado el número de organizaciones que creen que el riesgo de sufrir impagos aumentará el próximo año, pasando del 5 al 10%. En consecuencia, también ha aumentado de manera significativa (hasta en un 20%) el número de empresas que han adoptado medidas para protegerse de las facturas pendientes.
En este sentido, los dilatados periodos de pago continúan siendo la principal preocupación cuando se habla de facturación, ya que el 37% de las empresas presenta esta inquietud y el 5% de las mismas la considera altamente problemática. En segunda posición se sitúan las pérdidas crediticias, señaladas por el 35% de las organizaciones españolas y, por último, los pagos después de la fecha de vencimiento de la factura.
Las empresas aragonesas, las más pesimistas
Los más pesimistas son los empresarios de Aragón y Galicia, donde el 19 y el 14%, respectivamente, perciben un aumento del riesgo derivado de sus deudores. En España, la media se sitúa en el 10%, el mismo porcentaje que en la Comunidad de Madrid y solo un punto porcentual menos que en Cataluña
Sin embargo, en España también hay algunas regiones como País Vasco, donde tan solo el 1% de las empresas encuestadas creen que su riesgo de impagos aumentará. Esto no quiere decir que la situación vaya a mejorar, sino que se mantendrá estable en los próximos doce meses. Después se sitúan la Comunidad Valenciana y Andalucía, donde el 6 y 7%, de las empresas encuestadas, respectivamente, perciben un aumento del riesgo derivado de sus deudores.
Según este informe, 2020 no será muy diferente a 2019 en lo que a morosidad se refiere, e incluso podría llegar a ser bastante peor. Si a ello le sumamos la afirmación de muchos economistas que creen que estamos a la puerta de una recesión, el problema puede agravarse todavía más.