Remo acaba de publicar un excelente resumen respondiendo a una pregunta muy de nuestros días: ¿por qué el Banco no me financia? Lo cierto es que, de algún modo, la cara de sorpresa de aquellos que antes de ayer nadaban en la abundancia del crédito y hoy se ven sorprendidos sin él me ha recordado a aquel bestseller de ¿Quién se ha llevado mi queso? Pues bien, Remo, repasa uno por uno los distintos tipos de financiación y nos explica los motivos que conducen a una negativa crediticia (al margen de que haya escasez de liquidez o pánico generalizado).
Quizás este post podía ir como un macrocomentario al de Remo, pero me da pena que quien no lo haya seguido se lo pierda. Y es que, hace unos días (y lamento no poder encontrar el link) el CEO de una gran banco español explico claramente, y después de decir que iban a seguir financiando proyectos empresariales solventes (y rentables añadiría yo), añadió que es lo que no iba a financiar en ningún caso.
El Banco no iba a financiar perdidas.
Lo dijo así. tal cual. Y es posible que alguno siga sin entenderlo cuando me parece lo más natural del mundo. Un proceso de financiación consiste en anticipar unos fondos presentes contra unos recursos futuros. Se descuenta papel hoy a cuenta del vencimiento de mañana. Se tira de una póliza de crédito (ejem, ya sabéis mi opinión) para cubrir unos gastos generales frente a una facturación prevista. Se monta un préstamo para financiar una nave, una maquinaria, de cuerdo con unas previsiones de ingresos que van a generar.
En dicha lógica, financiar perdidas no tiene sentido. Si mi negocio ha ido mal, si me han dejado un cañón monstruoso, y solo para mantenerme en pie, para ir tirando y no liquidar inmediatamente la empresa, necesito financiación, esta no debe ir vía bancaria. Esa financiación, que recapitalice la empresa, deben ser fondos propios, bien de socios actuales, bien de socios nuevos. Es en ese bolsillo donde hay que mirar y no en otros. Y me temo que detrás de muchas peticiones de financiación solicitadas bajo el lema de para-ir-tirando no se encubre otra cosa que un desequilibrio patrimonial fruto de resultados negativos, crónicos o puntuales.
Por tanto, queda claro a que ventanilla no hay que ir a buscar financiación para estos casos. Y para los restantes que comentaba Remo, me permito una rápida acotación:
- Descuento comercial: durante los años dorados, bastaba con que librador o librado fuesen fantásticos. Pues bien, hoy por hoy, de nada me vale que mi papel sea muy muy bueno si la salud financiera de mi empresa es regular (nada de fondos propios negativos, problemas de embargo de facturaciones, ausencia de una política de prevención de la morosidad etc). El banco quiere entenderse directamente con sus clientes. Y por supuesto el papel además debe ser bueno. Ah, y además quiere garantías adicionales si no las había ya, ya que el riesgo se ha disparado.
- Las pólizas de crédito se están muriendo. Ya avisé hace tiempo sobre ello. El mal uso de las mismas, el no rotarlas, la conversión del banco en socio financiero por el art. 33 que señala Remo hace que no se renueven. ¿Alguien tiene dudas aún de dicha justificación?
- La financiación a largo tiene que estar soportado en previsiones claras y creíbles de un flujo de caja adecuado, de una rentabilidad de la inversión que compense sobradamente los costes y riesgos de la financiación. Y, sobre todo, de una aportación de fondos propios consistente.
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