El post publicado por Remo me ha recordado algunas situaciones vividas este mismo año respecto empresas que reclamaban al propietario una modificación a la baja del precio del alquiler, que no olvidemos en muchas ocasiones también son empresas cuyo objeto social consiste efectivamente en la gestión de sus propiedades.
Concretamente voy a relatar dos casos que no acabaron con la rebaja del alquiler solicitada por el arrendatario y el porqué de la negativa a la citada corrección. En fin, lo que trato de deciros es que no toda rebaja escudada en la actual situación del mercado es razón suficiente, también hay que ser coherentes, consecuentes y honestos. Formarían parte de ese 10 por ciento que según Remo no llegan a buen fin desde la óptica del arrendatario (inquilino). ¿Los vemos?
En el primero de ellos, la petición vino de una empresa dedicada a la venta de prendas de vestir bastante glamurosa que forma parte de una franquicia. El propietario nos pidió consejo sobre cómo manejar esa situación, pues al parecer la empresa franquiciada advirtió al propietario que si no reducía el precio del alquiler, no tendría más remedio que cerrar o instar un concurso de acreedores.
Esa amenaza no tenía fundamento, entre otras cosas porque después de estudiar el caso, además de la propia franquicia (funcionamiento, requerimientos, personal, etc.) llegamos a la conclusión que la ubicación del local era uno de los factores esenciales para el mantenimiento de la firma, y la amenaza del concurso un bulo nada apetecible para la franquiciadora.
En fin, que llorar está bien... berrear no tanto.
La segunda de las situaciones la provocó una empresa de servicios que solicitaba una disminución sustancial del precio del alquiler porque con la crisis la facturación había sufrido considerablemente, a la par que existían ofertas interesantes. En esta ocasión no hizo falta entrar al trapo, pues el propietario nos contó que hacía relativamente poco el inquilino había hecho unas obras (inversión) en el local bastante significativas. En fin... que el cambio de ubicación por parte de la empresa solicitante de la rebaja no era económicamente viable se mirara por donde se mirara.
Pese a ello, fuimos neutrales e informamos al propietario de la posibilidad que tenía de rebajar el precio si le facilitaban los datos económicos de los tres últimos ejercicios (cuenta de resultados, balances, y demás documentación contable y laboral que acreditara la situación de crisis manifestada) y la petición resultaba ser justa (mejor digamos que justificada). Éramos conscientes que la empresa trabajaba bastante con la administración, así que difícilmente, más aún teniendo en cuenta los servicios que prestaba, podía acusar problemas económicos.
La empresa facilitó algunos datos, pero la rebaja dejó de ser requerida cuando pedimos explicaciones acerca del incremento de plantilla durante el ejercicio 2009 una vez facilitados los documentos de cotización.
En fin, que llorar está bien... pero no a costa de la desgracia ajena.
Lo único que quiero destacar es que antes de renegociar algo previamente concertado debéis valorar la situación de vuestro sector, la ubicación del local en el que estáis, la oferta existente en la zona (no toda, sino la que realmente puede suponer una opción interesante y que podáis exponer al propietario), la inversión que requiere un cambio de domicilio, vuestros resultados y cualquier otro dato significativo que pueda acabar en la ruptura de la negociación porque la raíz (cuya misión es fijar lo que resulte de ella) está podrida o no se sustenta.
Imagen | Galería de Anders Ljungberg
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