Cuando hablo con empresarios y gerentes de empresa me llama la atención de la estrategia de 'economía de guerra' que siguen, que bajo la frase "todo volverá a arrancar cuando la crisis termine", lo que les lleva a una situación de letargo y resentimiento, en la que se hace poco o nada por tratar de cambiar las cosas, esperando que el viento nos lleve hacia una nueva dirección.
Uno de estos ejemplo son las promesas del gobierno de la nación, que bajo la promesa de que ha llegado el momento de plantearse bajadas de impuestos, de incentivos fiscales y económicos, y en general, de que la situación está a punto de cambiar, muchas empresas se están formando un cierto 'optimismo artificial'.
Esta actitud pasiva que basa su futuro en el acaecimiento de ciertos acontecimientos en un entorno de incertidumbre, puede constituir una tumba para muchos negocios, al permanecer a la espera y no pasar a la acción con un plan de negocio que nos invite a cambiar las cosas a partir de nosotros mismos.
Por tanto, no sirve de nada esperar a que las cosas cambien, porque no sabemos que sucederá lo que esperamos, y ni tan siquiera si será de la forma en la que pensamos. Siendo mucho más razonable analizar la situación, ver qué es lo que podemos hacer, diseñar un plan, y esforzarnos en conseguir nuestro objetivo.
En Pymes y Autónomos | ¿Estamos ante un 'éxtasis' del optimismo? Imagen | mahatsorri