Los casos por impagos a través de internet, crecen por la idea del 'todo es gratis'
Cuando el trabajo de autónomo o freelance se expone en una página web, para algunos clientes que piensan que en Internet todo es gratis, les resulta exótica la idea de pagar. O bien se ha de ir detrás recordándoles que se le ha prestado un servicio, o bien el trabajador online pierde su tiempo y dinero por la falta de respeto de ese cliente.
El 'gratis total' ha creado una generación que cree que con pulsar un botón, ya está todo hecho y les protege el estar detrás de una pantalla. Para el profesional que ha de pelear con este tipo de cliente que afortunadamente no es el habitual, supone un dolor de cabeza y ganas de echar la persiana virtual.
Respetar el trabajo de los demás, como deseas que respeten el tuyo
Uno de los errores de principiantes e incluso de veteranos que venden productos o servicios a través de la red, es la de no cobrar la mitad por adelantado.
Puede resultar un tanto inocente, pero si estás empezando a ofrecer un producto, tal vez quieras tantear el terreno con ese primer cliente
El no pagar es algo que existe desde que los negocios se inventaron, y ahora es mucho más fácil a través de la red. Por esta razón, es recomendable, siempre, sea cual sea tu volumen de clientes, cobrar el 50% por adelantado.
Algo que no hay que temer es el insistir. Porque seamos nuevos en un sector, no significa que regalemos nuestro esfuerzo y tiempo. ¿Cómo vamos a permitir que esa persona disfrute de lo que pidió sin pagar? Hay muchas maneras de encontrar a la gente en internet.
De acuerdo, no soy Amazon pero también tengo mis herramientas para que pagues
Consejos hay muchos para que un cliente no se vaya de rositas sin pagar, pero por desgracia toda la vida han existido morosos. Y lo único que sirve de veras, ante estos personajes, es dejar las cosas claras desde el principio.
A veces, pagan justos por pecadores, pero igual que te tropiezas con personas a las que les gusta saldar sus deudas desde el minuto uno, hay otras que creen que lo que no ven o se vende a través de la red, es menos valioso.
¿Una mala racha? Hablemos
El gris también existe, es decir, se puede dar el caso de que estemos hablando de una persona que cuando adquirió nuestro producto no tenía problemas de liquidez y ahora sí. Y por esta razón, no contesta a nuestros correos, cuando sí lo hacía antes, al pedir un cambio o sugerir una idea.
Hablando se entiende la gente, ¿verdad? Poco cuesta, dejar las cosas claras y practicar la empatía. Todos podemos pasar por una mala racha y no poder hacer frente a un pago. En este caso, es más que comprensible que le demos un margen a ese cliente.
Tiene dinero, pero el cliente elige no pagar. Mostremos pruebas
¿Vale cualquier documento para reclamar una deuda? Si acudimos al procedimiento judicial por excelencia para la reclamación de cantidades, el proceso monitorio, observamos que, dentro de su regulación específica, el artículo 812 de la Ley de Enjuiciamiento Civil prevé con qué documentos ha de acreditarse la existencia de una deuda para que pueda ser reclamada mediante dicho procedimiento.
Por ejemplo:
Documentos de cualquier forma y clase, o el soporte físico en que se encuentren, firmados, sellados o marcados de cualquier manera por el deudor.
Facturas, albaranes de entrega, certificaciones, telegramas, telefax u otros documentos que habitualmente se usen en la relación comercial de que se trate, incluso aunque hayan sido creados unilateralmente por el acreedor
A título personal, comparto que trabajé para una revista en el primer número, y como no me hacían un contrato, eliminaron mi nombre de todos los artículos y copys cuando la publicaron. Presenté todos los textos (que coincidían) más los correos que intercambié con la persona que colaboraba-trabajaba y debía pagarme o contratarme. Gané.
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