No hay mejor emprendedor, no hay mejor empresario que aquel emprendedor o empresario que vive obsesionado con lo que hace o por lo que lo hace. Y es que ser un adicto, un enamorado, un obsesivo de lo que hacemos es la mejor “batería auto recargable” que podemos tener en la vida, y también por supuesto en el mundo de los negocios.
Yo por ejemplo en la vida tengo varias pasiones y obsesiones, pero una de ellas, probablemente mi mayor pasión y obsesión (quitando por supuesto, el amor a mi mujer, y en otro nivel a mi amado perro Fuffy) son los USA, y concretamente Nueva York. Pues bien, eso en lugar de ser algo negativo, eso es mi gran motor.
Eso, la ilusión por irme cada involucrando más en la vida y los negocios de Nueva York, el estar cada día más cerca de pasar el resto de mis días permanente o temporalmente viviendo y haciendo negocios en el lugar, es lo que me impulsa a levantarme cada día y buscar más y más clientes cada día, a luchar sin tregua, sin descanso y sin importarme todo lo que tenga que luchar y contra quien tenga que luchar.
Por supuesto que eso no es lo único que me impulsa, por supuesto que eso no es lo único que me motiva, por supuesto también que ya no se trata ni tan siquiera de ir viajando o teniendo clientes en Nueva York, que ya es así. Se trata de irme involucrando más, de conseguir más, de tener más contactos allí, de más negocios, se trata de conseguir vivir única y exclusivamente de y en aquello que me gusta.
En mi caso, la persecución de montar mi vida en Nueva York es lo que me mueve y obsesiona, en otras personas será el crear algo diferente, será la tecnología o serán los chimpancés. Pero bienvenida sea para esa persona la obsesión que sea, si simplemente esa obsesión le sirve de motor, si esa obsesión le hace ser cada día mejor y acercarse cada día más no a la, sino a su (reitero a su, no a la) meta.
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