A la hora de cubrir una vacante en muchas empresas las habilidades que se solicitan tienen poco que ver con el desarrollo de las mismas en un entorno digital. Asumimos que un trabajador del siglo XXI tiene que tener una buena relación con la tecnología, internet o un entorno donde el papel no exista. Y nos damos cuenta con el paso del tiempo que no es así. Pero los empleados no pueden ser un freno en la digitalación de las empresas.
Asumimos que aquellos que no están al día con un mundo cada vez más digital aprenderán. Y este es el primer error. Porque hoy en día un empleado que no tiene una buena relación con la tecnología es porque en la mayoría de los casos muestra desinterés. No quieren, que no es lo mismo que no pueden. Utilizan un smartphone y diferentes aplicaciones, pero no les pidas que creen un acceso directo en su escritorio.
O que cambien la contraseña de forma periódica. ¿Cómo van a recordar ellos algo más complicado que su nombre para ponerlo de contraseña? Se puede vivir con ello, al fin y al cabo muchas empresas no le dan importancia si finalmente cumplen con su trabajo. El problema surge cuando hay que efectuar algún cambio y no quieren asumir que tienen que trabajar de otra manera.
Es aquí donde se convierten en un freno para la digitalización. En muchos casos porque estos cambios suponen también un mayor control sobre su trabajo, que hasta ahora no tenían. Pero también por resilencia. Llevan años haciendo las cosas de la misma manera y parece que no quieren adaptarse para hacerlo de forma diferente.
El problema es que no se forma a estos empleados. Ni se les llama al orden a la segunda vez que se están quejando. Y no solo se trata de nuevas herramientas, también de protección de datos, seguridad informática, etc. ya que en muchos casos son los que abren la puerta a entrada de malware en la red corporativa.
Y no es algo que tenga que ver con la edad. Hay empleados jóvenes que son completamente "analógicos", mientras algunos que pueden estar cerca de la jubilación se desenvuelven perfectamente. Al fin y al cabo han pasado a lo largo de su vida laboral por múltiples cambios y adaptaciones.