El jefe vuelve de vacaciones y, ¡oh sorpresa! la Tierra sigue girando

El jefe vuelve de vacaciones y, ¡oh sorpresa! la Tierra sigue girando
2 comentarios

Hay un tipo de jefe obsesionado por controlar todos los aspectos de su empresa. Vive por y para la empresa. Y una de sus mayores angustias se produce en el momento del verano cuando se toman un descanso. Parece que se va a acabar el mundo, pero el jefe vuelve de vacaciones y, ¡oh sorpresa! la Tierra sigue girando.

Y la empresa no se ha hundido. Sigue funcionando y esos empleados que no saben ni mover una carpeta si él no está encima han seguido trabajando como lo hacen habitualmente. Buenos, como siempre no, un poco más relajados ya que no tienen encima el pie del jefe y al final es estrés que se acumula hace que las tareas pendientes se puedan realizar incluso de forma más productiva.

Lo peor de todo es que en muchos casos hay temas pendientes que no se han podido abordar simplemente por el hecho de que el jefe debe darnos su conformidad para seguir adelante. Y aquí suele producirse una paradoja graciosa, porque por un lado no deja que nadie tome decisiones y por otro acabará con una reprimenda, porque esta tontería la podían haber puesto ya en marcha...

Y esto reafirma su postura de ser imprescindible en la empresa. Este tipo de organizaciones tienen dos tipos de problemas fundamentales. No delegan, por lo que tienen que estar disponibles a cualquier hora del día por si surge un problema. Es un jefe que toma todas las decisiones, hasta las más nimias.

Por otro lado no se cree en el trabajo en equipo. Porque lo mismo que trasmite el jefe, ocurre por lo general con los mandos intermedios. Al final toda la cadena de transmisión de las tareas está llena de personalismos y el trabajador es un mero ejecutor que no tiene libertad ni para elegir el tipo de letra con la que responde a un correo.

Imagen | RyanMcGuire

Temas
Comentarios cerrados
    • Usuario desactivado

      Usuario desactivado

      Oh, sorpresa. El currito vuelve de vacaciones y el mundo sigue girando también.

      Ése que dice que su coordinador o cargo intermedio no hace nada, que lo hace todo él. Ése que también dice que el jefe sólo da paseos con el látigo y la mirada inquisitiva además de despreciativa. Ése. Y resulta que no sólo se ha ido él, sino todos los demás y al llegar no hay un desierto o una nueva montaña (de papeles y cosas pendientes).

      En todo lo demás, las empresas (como entiendo ves en este caso concreto la denominación de empresa) están departamentadas lo suficientemente como para que cualquiera de sus pies esté roto, pero pueda seguir caminando con una férula de manera temporal. Incluso darse cuenta de que no está roto, sino que tienes una molestia causada por otro tema.

      Más en lo prosaico en el caso de autónomos, micro y pequeña empresa (nada, ya sabemos que sólo son el 90 y largo en este país), la ausencia del autónomo societario o el administrador de la misma (cuando no un mero encargado) puede ser una complicación cierta, y no porque no puedan desarrollar otros las tareas, no. Es que les supone una carga de trabajo (no habitual en funciones y cotidianidad) que puede llegar a abrumarles, despertando en ellos inseguridades varias y falta de confianza para desarrollarlo.

      En empresas con chorropocientos trabajadores esto no ocurre. En la tienda de la esquina, el bar del barrio, la gestoría del pueblo o la pescadería de Juanita la cosa cambia.

      También cabe la posibilidad, por descontado, que esté muy equivocado yo.

    • Cerrar respuestas
    • Avatar de 10055 Respondiendo a Usuario desactivado

      Tienes razón, a veces hay empleados que se creen imprescindibles y piensan que si ellos no están todo se va a parar.

    Inicio
    ×

    Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información