Cuando una empresa contrata a un nuevo empleado todo es ilusión, esfuerzo y buenas intenciones. Pero la realidad es que la luna de miel entre el nuevo empleado y la empresa no dura más allá de seis meses, un año como máximo. A partir de aquí solo la mitad de ellos siguen realmente comprometidos con la empresa.
Es un fenómeno global que ocurre en organizaciones de todo el mundo. A pesar de que muchas compañías realizan un proceso muy riguroso para intentar atraer el talento y contratar a los mejores candidatos posibles. En este sentido podríamos decir que se trata a los empleados como a muchos de los clientes, que una vez que son captados nos olvidamos de ellos y nos preocupamos por fidelizarlos.
Además en el plan de bienvenida del empleado a la empresa no se incluyen revisiones periódicas, donde el nuevo trabajador pueda expresar sus inquietudes o si está o no en el sitio que esperaba cuando aceptó la oferta de empleo. Cada día las compañías dan más importancia a los recursos humanos, e integrar y crear un vínculo más allá de la nómina que reciben entre empleados y empresa es básico.
Pueden surgir conflictos con trabajadores senior tóxicos, especialmente si estos se ven amenazados. Lo habitual es en estos casos que a los nuevos se les oculte información para luego tratar de dejarlos en evidencia, que no se tomen en cuenta sus ideas o incluso que se lleguen a apropiar de ellas otros más veteranos.
La realidad de la empresa puede acabar rápidamente con el enamoramiento de los nuevos empleados
La posición en la empresa y las perspectivas de mejora futura también juegan un papel importante. La realidad es que en seis meses muchos pueden ver las dificultades de mejorar profesionalmente en la organización, o el techo en su carrera dentro de la misma. En este sentido si además no existen planes de formación que ayuden a mejorar profesionalmente puede ser un problema.
Fidelizar al empleado, reconocerle su trabajo y lograr que esté comprometido con nuestra empresa es un reto. No basta con tener a los mejores posible, si no logramos que cada uno de ellos de lo mejor de sí mismos habremos perdido el tiempo, productividad y corremos el riesgo de que se vayan a la competencia más pronto que tarde.
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